Estrategia y abstención

En el post anterior :

Lo que primero habría que hacer es convencernos de nuestro verdadero valor, empezando por convencer a los líderes, a los dirigentes, a los bolsas que emiten opinión pública, de que eso es cierto, que durante 50 años no se ha perdido el tiempo, que se hicieron cosas importantes y ponerlas en evidencia, como es evidencia de eso la capacidad intelectual y manual de un poco de gente en este país. No estoy diciendo que éramos un país desarrollado y nos fuimos por el desfiladero, pero algo había antes de esta debacle en que estamos desbarrancándonos.

¿La desvalorización de lo anterior fortalece lo actual? Definitivamente si no lo fortalece, fue uno de los factores, si bien no suficiente, para este descalabro. Aceptemos que no defendimos como debimos el estado de cosas, sino que por el contrario caímos, unos por pasividad, otros a consciencia total, en el mismo río, en la misma corriente que seguía el impulso de ese líder, más por joder a los que estaban, que por mejorar lo que había. Los que ganaron las elecciones hace 8 años, con los que convivimos, son los mismos que ganaron hace 13, hace 18, hace 23, hace 27. Dejémonos de vainas, es la misma gente, los que “estaban jodidos”, los mismos adecos, mepistas, copeyanos, masistas, en fin, oportunistas, creyentes en mesías, caudillos, carismas, calificados como “excluidos”, siempre diluyendo, o peor, descargando su propia responsabilidad en otros, en fuerzas terrenas o extraterrenales, potencias internas o trasnacionales. Siempre la potencia extranjera que no deja que nos desarrollemos, el rico que no permite que surjamos, o que nos mantiene pobres, para poder seguir siendo rico, o tener más, porque este supuestamente es un país rico que lo merece todo, sin mover un dedo para lograr nada, y que han explotado sin dejarnos nada a nosotros los pobres minusválidos, de paso, ignorantes, que requerimos de un salvador, porque no somos suficientemente aptos para crecer y liberarnos, que no sabemos lo que es bueno y él nos lo va a enseñar, o nos va a obligar a aceptarlo a la fuerza.
¿En qué sentido estaban jodidos los que pertenecen a las corrientes de izquierda y que ahora están en el gobierno?¿Jodidos porque no tenían acceso al festín de las clases gobernantes y sus cortesanos?¿Jodidos porque no los ponían “onde haiga”? Si es así, no creo en esa hipocresía, porque el resentimiento que tienen es peligroso, ya que surge de un bajo instinto, el de la ambición malsana, el de la avaricia. No estaban realmente jodidos. Más bien son cucarachas, son ratas, son zamuros esperando hacerse de la carroña. Ahí los vemos, derrochando “18 años”, camionetas importadas, viajando al exterior, en la mejor representación del “ta´barato”, en la opulencia, sin poner en práctica ninguno de los altos principios que tanto pregonaban (algunos).
Me he extendido, pero realmente la pregunta inicial no es el asunto que debe preocuparnos en este momento, si bien merece mayor discusión. Cuando planteé ese argumento, y gracias César por resumirlo tan bien, lo hice como punto de partida para establecer que los – pobrecitos, según Igor, no seamos tan duros – que han dirigido a la oposición (no a los partidos de oposición, que aquí se ha hecho una distinción que no debería existir), han sido ineptos porque no han identificado todas las variables externas e internas, dependientes e independientes, que deberían tomar en cuenta al analizar un problema y plantear una solución. Tanto el análisis como la solución forman parte de lo que yo quiero decir con “estrategia”. Los movimientos que se hagan sobre el “terreno” constituyen la táctica. La abstención no es un fin en sí, sino que es un movimiento táctico para lograr o completar una estrategia. Por tanto, debería ser considerada, de acuerdo a la oportunidad, al momento, como un recurso, si hay forma de aprovechar su impacto.