Arbitrariedad y principios

La cosa con RCTV, aunque lo parezca, no es tan fácil. Primero no se podría acusar a una persona jurídica de un delito penal, según entiendo. Luego, si fuera el venezolano un gobierno serio, actuaría de buena fé. Entiendo además que RCTV tiene documentos que avalan que la concesión debió renovarse o nó en 2002, y evidentemente si no se la quitaron en ese momento, es que la renovaron de hecho y por tanto tiene vigencia por 20 años a partir de ese año. La ley de Telecomunicaciones parece clara al respecto. Ah, y no soy abogado. Es cierto, ellos mandan, y creo que el problema es ese. Estamos sujetos al albedrío, al capricho de una persona que dice tener el conocimiento para salvarnos a nosotros, los «políticamente minusválidos» venezolanos, que no hemos sido capaces de darnos un sistema adecuado, por lo que se nos impondrá el mismo para nuestra «felicidad».
Lo del delito de «golpismo» debería ser demostrado ante un tribunal con todas las garantías. «Todos somos inocentes hasta que se pruebe o demuestre lo contrario». A alguien le parece golpismo, a otros no, y esa controversia debe dilucidarse mediante un juicio justo sobre las personas que diseñaron y pusieron en práctica directrices para que los canales actuaran de una o de otra manera durante todos estos años. Por ejemplo, a mí me parece que Venezolana de TV no debería tener la programación que tiene ni difundir las ideas sesgadas que emite, pero yo no tengo poder y ahí está la diferencia. El Poder debe ejercerse justamente aunque el que lo detente tenga determinada ideología, porque para eso está ese contrato que se llama Constitución, que es el reglamento bajo el cual se juega este juego de la vida pública nacional.
El Gobierno debe llegar hasta donde le permita la ley, mala suerte si no le permite llegar hasta donde quiere. El ciudadano puede llegar hasta donde no le prohiba la ley, mala suerte si la ley no le prohibe lo que el gobierno quiere prohibir. Es un principio de derecho básico que transcribí en mis propias palabras.