Necesidad de hacer historia

Decisiones

Influir en la política es lo que realmente modifica al mundo. Y entender y conocer la verdadera historia para evitar los errores y sus consecuencias. Toda acción tiene una manifestación posterior en una amplia malla tetradimensional, cuyos hilos conectores y nodos son más o menos fuertes de acuerdo a su peso socio-económico y geográfico.
Las discusiones son necesarias, como necesario es el diálogo y también lo son la guerra o el desacuerdo. Como en el ajedrez, un movimiento erróneo varias jugadas atrás provoca la pérdida de una pieza capital y llevará a la derrota inexorable. Por otra parte, movimientos aparentemente inconexos o fútiles podrían ser determinantes en el resultado del juego. Por eso es tan importante pensar rápido y bien. No sólo pensar, sino hacerlo en profundidad y rápido, para tomar decisiones significativas, y hacerlo antes que el contrincante. Las decisiones no tienen que parecer correctas, a veces pueden aparentar ser estériles, pero deben absolutamente formar parte de la estrategia y condicionar la táctica. Los tiempos no están marcados. El destino no está preestablecido. Esto es aplicable a cualquier evento en la vida, pero aún más a los eventos políticos que deciden el rumbo de una sociedad. Múltiples eventos de la historia han sido consecuencia de otros previos y al mismo tiempo causa de posteriores situaciones. Incluso consecuencia de previsiones de algunos o de muchos, y de estados de ánimo individual y colectivo.

Acción y pasividad

Es cierto que en el ámbito individual o social local es posible que poco importe el estado macro-económico o la alta política, pero todos los individuos de una sociedad, los mínimos grupos estarán afectados de manera negativa o positiva, directa o tangencial por las decisiones que se toman ahora, se tomaron antes o en el futuro, por personas que están influenciadas por grupos de poder, por condicionamientos institucionales, por creencias místico-religiosas o por su formación previa.
Tanto los grupos socialmente activos como los que toman la decisión de no actuar son partícipes de las transformaciones que ocurren en la sociedad. Unos por su acción y los otros por pasividad y falta de oposición a las acciones.

12 de Febrero

Venezuela está entrando en un momento crítico, pero no aquel que preveían los charlatanes, videntes y brujos. La confluencia de factores sociales, económicos y políticos parece que está despertando, por fin, a una sociedad anestesiada. No sabemos si el grado de entropía sea suficiente para provocar una explosión de suficiente magnitud para desestructurar una trama político-económico-cultural nefasta. Tampoco conocemos si este resurgir histórico de la sociedad será efímero, ni estamos en condiciones de comprender las probables intenciones de agentes que estén detrás de esa manifestación de inconformidad, como no lo sabíamos en abril de 2002 ni en 1992.
Esto es casi un deseo, que es lo que pretende y no una pre-crónica. Que converjan las mejores intenciones y la fuerza de la razón en una manifestación democrática que sea capaz de desestabilizar, sí, desestabilizar lo suficiente a esa vergüenza de régimen que ha sido capaz de deteriorar tanto la vida colectiva, la capacidad productiva y el potencial crecimiento de una nación por incompetencia, por insania, por oscuros designios de dominio y transformación negativa, en resumen, por maldad.
Esta mañana del Día de la Juventud, el día en que Jose Félix Ribas lideró a los estudiantes en la Batalla de La Victoria hace 200 años, sueño con que se magnifique el esfuerzo, se agrande el poder de la gente y que los líderes no sean superados por sus seguidores. Que tengan la entereza de reconocer el camino correcto, de instaurar un modelo conveniente y favorable a todos los habitantes de Venezuela. En detalle, que sean capaces de constatar los errores a tiempo y de implementar una estrategia a corto plazo con el fin de erradicar los gérmenes de esta disrupción histórica que significa el chavismo.
Todo tendría que empezar por tomar decisiones firmes, correctas y rápidas. Tienen que haber aprendido de los errores y tratar con sus consecuencias. Subsanar entuertos y aprovechar los impulsos, aún los retrocesos y los obstáculos. Esta es una fecha significativa que hay que aprovechar.
La ignición del motor de arranque ocurre en el Táchira. No es necesario recordar la notable impronta de muchos líderes nacidos en esa región del país sobre gran parte del siglo XX venezolano. Es gente que, a pesar de todo, quiere un país en armonía y productivo. Pues que se difunda, que se extienda a todo el país y que los centros de ese poder inmundo y obsceno tiemblen, se vayan y no vuelvan nunca más.