Recientemente, hace pocos años, ha surgido una clase de fármacos cuya acción se ejerce sobre los receptores del polipéptido insulinotrópico dependiente de glucosa (GIP). Constituyen una herramienta útil en el tratamiento de la obesidad, en su entidad conocida como ABCD (Adiposity-based chronic disease) o enfermedad crónica basada en adiposidad. Es evidente que el control de peso es el fundamento del tratamiento de esta condición.
Estos medicamentos, inicialmente desarrollados para el control y manejo de la diabetes mellitus tipo 2, tienen un impacto evidente en el control del peso corporal, tanto solos como en combinación con otros tratamientos.
El GIP ¿Qué es?
Es una hormona producida por el intestino en respuesta a la ingesta de alimentos. Es una incretina, dentro del papel endocrino del tejido adiposo, es decir, de la grasa del organismo. Su función principal es estimular la liberación de insulina desde el páncreas, con tal resultado que contribuye a regular los niveles de glucosa en sangre. Recientes estudios muestran que, además, juega un papel en la regulación del metabolismo y el control del peso.
Cómo actúan
Los medicamentos, llamados agonistas del receptor GIP, imitan el efecto de la hormona natural. Los medicamentos se combinan con los receptores GIP en el cuerpo, promoviendo la secreción de insulina, con la que la sensibilidad a ésta mejora. Se observado que también ayudan a reducir la acumulación de grasa, o sea, de tejido adiposo, al influir en el metabolismo lipídico.
Solos o en combinación
La combinación de agonistas de GIP con agonistas del receptor del péptico similar al glucagón tipo 1 (GLP-1) ha sido un avance significativo.
Esta combinación ha mostrado resultados prometedores en los ensayos clínicos. En éstos, los pacientes han mostrado una mayor pérdida de peso en comparación con el uso de agonistas de receptor GLP-1 solos. Por ejemplo, tirzepatida, uno de estos fármacos con efecto combinado sobre ambos receptores, ha demostrado reducciones de peso corporal de hasta un 20%, en función del estado de obesidad previo.
Además de la pérdida de peso, hay otros efectos metabólicos. Mejora la regulación de glucosa en sangre, muy útil en pacientes con diabetes mellitus tipo 2, y es posible que reduzca el riesgo cardiovascular. Este espectro de acción hace de los agonistas de receptor GIP, una opción atractiva en el tratamiento de la obesidad y sus complicaciones.
Los agonistas GIP, especialmente tirzepatida, con su acción combinada sobre receptor GIP y GLP-1, constituyen una herramienta innovadora y efectiva para el control del peso y el tratamiento de la obesidad. Son una opción valiosa para pacientes con obesidad, diabetes mellitus tipo 2 y otros factores de riesgo.
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