Diane Shannon dejó la medicina hace mucho tiempo. Cargada por la preocupación por sus pacientes y preocupada por las consecuencias de los errores médicos, decidió «escapar». En un artículo publicado en la página CommonHealth Reform and reality, explica en detalle su decisión y propuestas para enfrentar el burn out. Es muy interesante el artículo. Muchas veces se cae en el lugar común de etiquetar a quien deja la medicina o devanea con dejarla como débil o cobarde. Los médicos como colectivo somos dados a la excesiva autoestima, la autosuficiencia, la heroicidad, etc. Probablemente exista algo de eso, que explica que nos dediquemos a esta carrera, y dentro de la misma elijamos ciertas áreas más o menos exigentes, no apropiadas para el resto de los mortales (jajaja).
Aceptar que se pueda flaquear no está en el espíritu médico individual y menos colectivo; por eso es difícil llegar a su vez a diagnosticar el burn out. Simplemente no es una opción, o no lo sería. Comprender su existencia es fundamental. No hay posibilidad de mejorar si no se reconoce, pero además aumenta el riesgo de fallo, que en nuestro caso puede ser catastrófico.
Me llama la atención que uno de los 4 factores asociados al burn out sea la «alineación de valores entre el médico y la administración«. Creo que es un factor de mucho peso tanto en un sentido como en otro. Tanto si existe esa alineación, porque potenciaría los resultados, como si no existe, porque esos mismos resultados serían negativos desde el punto de vista médico y administrativo.
Como me habré dicho más de una vez: «Este es un trabajo bastante jodido como para que pretendas hacérmelo más jodido». ¡»Conque me dejes tranquilo ya sería suficiente»!
Las administraciones como factor de Burn Out
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