Otro torneo más sin título
Una temporada esperanzadora. Prometía muchísimo el aurinegro al inicio de este indefinible período con el que la FVF decidió adaptar los torneos al año-calendario.
Tanto el Adecuación como el Torneo Apertura vislumbraban una buena actuación del cuadro tachirense. Pero una cosa es lo que parece y otra muy distinta es la dificultad en plasmar esas expectativas como realidades.
Del Adecuación no vale la pena hablar.
El Apertura fue otra historia. Ahí andaba Táchira, el Deportivo Táchira, intentando asaltar la punta, a la que incluso accedió en algún momento.
Afrontar los compromisos de Libertadores, Copa Venezuela y Torneo nacional, provocó desgaste. Los largos viajes a México, tanto en la fase de grupos como en los octavos de Libertadores, y los más largos retornos, así como la escasa plantilla, tuvieron como consecuencia la debacle ante el Aragua.
No pretendo justificar, pero en una situación política y económica como la que vive Venezuela, demasiado hacen los clubes para mantenerse y sobrevivir.
En todo caso, debería ser satisfactorio haber trascendido la fase de grupos de Libertadores de una manera clara, sin bemoles.
No hay fondo para mantener tantos frentes abiertos. Táchira terminó a solo 2 puntos del Zamora en la fase regular, pero es evidente que el Aragua venía en curva ascendente, mientras que la plantilla aurinegra se desinflaba inexorablemente.
El Zamora vuelve a ser campeón. Una demostración de regularidad en los años recientes, a pesar del cambio de técnico y las condiciones económicas que envuelven al país.