Insípido clásico

Este domingo 12 de mayo se jugó el clásico de nuestro fútbol en el Olímpico. Una nueva edición del derby nacional venezolano. Esta vez con poco sabor, con escaso ánimo. Las campañas de ambos equipos han sido malas.
La stuación lamentable que vive el Deportivo Táchira, que no ha podido progresar en nuestro fútbol a pesar de que la plantilla es buena y se ha traído un técnico aparentemente exitoso.
Creo que la directiva del equipo debe plantear cosas nuevas para el futuro próximo y a mediano plazo. Una región que vive el fútbol de mejor manera, de diferente forma que el resto del país no merece un equipo mediocre, de media tabla y que incluso arriesgue la categoría.
Lo normal en San Cristóbal es que el Deportivo esté entre los 3 primeros. Lo normal es que luche por el campeonato. Lo normal es que vaya a Libertadores y que en esta haga un buen papel. Es lo normal y lo que esperamos todos.

Lo exigimos.

Partido de locos

El vivir en España, para un aficionado adicto a la vinotinto, al Deportivo Táchira, y a casi todo lo que tenga que ver con el futbol venezolano, a veces conlleva sacrificios. Sacrificios como el de este 13 de julio, en España ya 14, porque el partido de Copa América Venezuela – Paraguay comenzó a las 12:15 de la madrugada y terminó, como era lógico, a las 2 de la mañana pasadas. Es lo que tienen las 5 o 6 horas de diferencia con América.
Valió la pena, sin embargo, aunque gran parte del segundo tiempo de ese «partido de locos», como lo calificaron los principales periódicos  de España (El Pais, El Mundo, etc) y la tele (canalplus), provocó casi el arrepentimiento del trasnocho, no por la forma de jugar, que mostraba a una Vinotinto que superaba en todas las líneas a Paraguay, sino por la ingenuidad de permitir 3 goles paraguayos que no debieron ocurrir, y haber dejado de marcar al menos 2 más en el primer tiempo.
La verdad es que los medios y los delanteros vinotinto estaban un poco «acelerados» y, como bien dijo el comentarista de Canal Plus, a Venezuela le faltaba establecer correctamente el «último pase», esa última conexión que hace la diferencia entre la finalización de la jugada en gol, o un simple ataque más sin resultado. Parecía que querían, los vinotinto, hacer el gol antes de recibir la pelota, lo que provocó varios disparos antes de tiempo, o pases al vacío sin destino, antes de hacer una o dos combinaciones para llegar con posibilidades.
Al término hubo justicia, porque luego de volver a las andadas, y dejarse envolver por los duros paraguayos cuya fórmula de concreción es conocida – centro al área en balón parado y cabezazo -, hubo arrestos y orden para remontar y empatar como lo hacía el Deportivo Táchira aquel de Farías, el de César «Don Armando» Farías, que se hizo nombre en aquella Libertadores en que, ante River y en el Monumental, remontó un 0 – 2 para empatar a 2 bajo la lluvia y clasificar primeros a la siguiente ronda de esa fabulosa copa. Los comentaristas de Foxsports se deshacían en elogios al orden y concierto de este muy joven técnico cuya labor le llevó a ser nominado al premio de director técnico de año de Foxsports. hay que ver lo que significa que un DT venezolano, del país que no aparece en cartelera, sea nominado, sea tenido en cuenta para este o cualquier otro premio. Luego algún post versará sobre este mote y ese maravilloso año de César.
Por fin la filosofía de Farías se va haciendo huella y efecto en el seleccionado vinotinto, y eso implica buenas noticias y mejor pronóstico de la evolución de esta selección que ya, desde este momento, debe tener satisfechos a todos los seguidores del fútbol venezolano, y que además, les hace soñar como nunca antes.
No hay que decir que es difícil celebrar, brincar y gritar ahogadamente, casi con sordina, los goles para evitar que los vecinos se molesten ydespierten a las 2 am de un miércoles o jueves.

Por fín, Venezuela empata con Brasil en partido oficial

Han pasado 32 años desde que viví mi primera Copa América. Quería ir al polideportivo de Pueblo Nuevo, pero sólo tenía 12 años y nadie me compró la pólvora. En una semana Venezuela recibía a Chile y a Colombia. Tocó oir por radio la transmisión, creo que fue por Radio Táchira. En Chile y Colombia jugaba gente importante. En la roja chilena estaban Carlos Caszely y Patricio Yañez. En Colombia iba Arnoldo Iguarán, quien después iría a mi querido Deportivo Táchira como el fichaje más caro jamás realizado en el futbol venezolano. Nada más y nada menos que 250 mil dólares. Pálidos 250 mil al lado de lo que ahora se paga por cualquier jugador. Era sin embargo un dineral para un fútbol que era prácticamente semiprofesional. Pero esa es otra historia.
Venezuela empató con Colombia a 0 y con Chile a 1 (gol de Rodolfo, el flaco, Carvajal) en Pueblo Nuevo y por cierto, el portero de Venezuela era el padre de Renny, el actual portero de Venezuela. Por esa actuación y la inolvidable ante Brasil en el premundial del ’81 Vicente Vegas es el portero histórico de Venezuela, el referente, aunque ahora pocos se acuerden. De hecho, Vegas fue a Brasil a jugaren la primera división de ese país por allá por 1982.
Hoy, 3 de julio de 2011, ocurre un hito histórico para el fútbol venezolano. Por fin creímos y logramos lo que ninguna selección había podido, empatarle a Brasil. Al Brasil de Elano, Alexandre Pato, Dani Alves, y Julio César. Al Brasil que siempre quiere ser campeón del mundo. Al Neymar que quiere el Madrid. Bien parados, bien administrados. Con el regusto de soñar y aspirar al triunfo.
Gracias a Farías y a Arango, Rincón, Miku, Cichero, Lucena, Perozo, Vegas, Giancarlo, Alejandro, Di Giorgi, Rondón, Vizcarrondo y «Maestrico» González. Son los herederos de esas selecciones de Páez y del atrevimiento de los últimos 10 años. Pero esta es la mejor selección de todos los tiempos. Y eso que no jugó Yohandry.
Ahora contra Paraguay y contra Ecuador. Que tiemblen, porque viene la Vinotinto.