Desde comienzos de siglo el dominio del Deportivo Táchira no ha sido el mismo. El Caracas FC surgió como potencia, a nuestro pesar, y empezó a dominar dando lugar a la gran rivalidad que puede palparse entre el fútbol de los Andes y el del Caracas. No podemos hablar por regiones porque equipos como Italia o Galicia antes, y Deportivo Petare ahora no portan galones suficientes para ser considerados.
Lo que era el templo sagrado del fútbol nacional, el glorioso Polideportivo de Pueblo Nuevo, fue «profanado» varias veces por equipos cuyos jugadores y directivos nunca hubieran pensado aunque sí soñado hacerlo.
Ir a Pueblo Nuevo era visitar otro país. San Cristóbal era el paraíso futbolístico, donde los sueños del mundo del fútbol se cumplían, donde respirabas realmente balompié. Incluso más que en cualquier ciudad de Europa, tanto como en Colombia, pero con una virtud: No existía violencia ni influencias económicas oscuras. Era un territorio futbolístico genuino en el que la rivalidad, la preparación del partido, los comentarios de los múltiples programas deportivos se basaban en lo futbolístico.
Era la época en la que te podías molestar con lo que dijera Manolo Dávila, el sumo sacerdote de las ondas, pero seguías oyendo su programa para que hirviera la hiel. Podías reírte del esfuerzo de Jairo Adolfo para parecerse al Dr. Vélez, ¿o era Vélez el que se parecía a Jairo?
No había enfrentamientos. Podía haber alguna pelea en la popular, o incluso en la principal, pero ni siquiera era necesaria la intervención policial porque las cosas se resolvían rápido o las resolvía el propio público que a su manera exigía respeto y respetaba el espectáculo. Luego la fiesta seguía en la grada, porque era más importante ver el partido, analizarlo, disfrutarlo, alentar, sufrir, beberse toda la existencia de cerveza (Polar o Nacional) que llegar a quemar un autobús o violentar la salida de un equipo del estadio.
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Táchira mantuvo el invicto
La quinta jornada del Clausura nos dejó cerca del primer lugar, a sólo 2 puntos de los líderes luego del triunfo de Zamora (líder) ante el Atlético Venezuela como visitante, y empatados con Trujillanos, que le metió 4 al Estudiantes, el cual parece destinado a los últimos lugares de la clasificación. Los resultados han favorecido relativamente al Deportivo Táchira que, según las crónicas se vio en apuros para mantener el invicto.
Todos coinciden en que el equipo no se encontraba a sí mismo en la difícil cancha de Puerto Ayacucho, que parece se ha vuelto un fortín en ese remoto sur de Venezuela. Así lo reseñan Meridiano, Líder y Lavinotinto.com. Incluso se habla de susto y no creo que estén muy lejos de la verdad, porque el empate fue al final y gracias a un Wilker Angel que ha aparecido con esta ya dos veces como goleador y preservador del puntico del empate.
No hubo buena respuesta del equipo a los cambios introducidos como revulsivos por el técnico Daniel Farías pero nuestro Táchira sigue teniendo categoría de poderoso, respetado por el resto, entre los que están este recién llegado Tucanes, que por otra parte venía haciendo una campaña aceptable.
El técnico de Tucanes es Horacio Matuszyk, el «polaco» (por apellido y ascendientes), quien formó parte de aquel poderoso Minerven, el «Expreso Azul» que nominó Cristóbal Guerra. Ese Minerven que tan bien estuvo en los torneos nacionales y en la Libertadores, cuando todavía existía el Pepeganga Margarita y era el principal rival de Mineros entre los 80 y los 90.
La próxima jornada será la del despegue, cuando nuestro Táchira seguramente derrotará con contundencia al Atlético Venezuela y se encaminará a otro título.
Cuando Táchira fue auriverde
Estoy viendo a Uruguay y Brasil jugando la semifinal de la Confecup 2013 en el Mineirao de Belo Horizonte. Recuerdo que en primaria, creo que en cuarto grado, me tocó hacer un artículo de prensa como una tarea de Lengua y justo lo hice sobre un partido amistoso que jugó Brasil en ese estadio por allá por 1977 o 78. Revisando en la web encontré que fue un partido amistoso contra la antigua Yugoslavia y que terminó en empate a 0, lo que era decepcionante para muchos. Incluso la redacción la titulé muy pragmático: «Empate a 0 de Brasil en Belo Horizonte». Ya de ese tiempo me venía una gran afición por el fútbol que me hacia soñar con ser profesional a pesar de que Venezuela en esa época recibía goleadas a pasto y la Liga venezolana era, con excepción probablemente del Portuguesa, amateur y casi clandestina. Por supuesto con muy raras y honrosas excepciones, los equipos venezolanas recibían tantos por sacos, marcadores de tenis, tanto a la visita como en casa. Pero este cuento irá otro día.
Poder económico y calidad futbolística hicieron que ese equipó llamado Atlético San Cristóbal ascendiera en su primer torneo y ya en primera fuera campeón también. El Deportivo Táchira logró el subcampeonato, para enfado de sus miles de aficionados. No fue recibida con agrado la supremacía del «nuevo», del recién llegado y casi usurpador. La inocencia colectiva y la falta de «madurez futbolística», eso sí, evitaba la presencia de violencia y los enfrentamientos entre las dos aficiones eran exclusivamente verbales. Además el Atlético era el vecino pobre al que sólo seguía una emisora de radio mientras al Táchira le transmitían los partidos hasta la radio cultural (exagero pero ganas no faltaban).
De esa forma dos equipos de la misma ciudad representaron a Venezuela en la Copa Libertadores de ese año, ante los equipos de Ecuador. En esos años 80′, el formato de la Libertadores se basaba en la participación del campeón y subcampeón de cada uno de los 10 países de Sudamérica. Se formaban grupos de 4 y la cosa iba rotando, así que nos tocó Colombia, luego Ecuador, luego Bolivia, etc.
Uniformados así jugaron incluso una final contra el Marítimo en el Estadio «José Antonio Paez» de Acarigua, como cancha neutral, luego de terminar el torneo en empate en el primer lugar. La Televisora Regional del Táchira hizo el esfuerzo de transmitir, con muchas dificultades, vía satélite. Parece absurdo pero así estaban las cosas con la tele en Venezuela a finales de los 80′. Otro tema para tocar, el de la TV en el fútbol de Venezuela.
Primer paso de la pre-sudamericana superado
El Deportivo Táchira ganó este domingo, 19 de mayo de 2013 al Atlético Venezuela, en el partido de ida de la pre-sudamericana. AL menos es un triunfo aunque para efectos de clasificación no hay nada seguro. El hecho de haber triunfado con sólo un gol de diferencia y dejándose marcar dos goles no es buena señal.
Insípido clásico
Este domingo 12 de mayo se jugó el clásico de nuestro fútbol en el Olímpico. Una nueva edición del derby nacional venezolano. Esta vez con poco sabor, con escaso ánimo. Las campañas de ambos equipos han sido malas.
La stuación lamentable que vive el Deportivo Táchira, que no ha podido progresar en nuestro fútbol a pesar de que la plantilla es buena y se ha traído un técnico aparentemente exitoso.
Creo que la directiva del equipo debe plantear cosas nuevas para el futuro próximo y a mediano plazo. Una región que vive el fútbol de mejor manera, de diferente forma que el resto del país no merece un equipo mediocre, de media tabla y que incluso arriesgue la categoría.
Lo normal en San Cristóbal es que el Deportivo esté entre los 3 primeros. Lo normal es que luche por el campeonato. Lo normal es que vaya a Libertadores y que en esta haga un buen papel. Es lo normal y lo que esperamos todos.
Lo exigimos.
Cadena de derrotas en Torneo Clausura
Luego de un comienzo auspicioso, alcanzando el liderazgo del Torneo Clausura 2013, agrandando las esperanzas de la afición tachirense sobre la base el cambio de cuerpo técnico y de actitud, el Deportivo Táchira ha empezado a trastabillar y desbarrancar, descendiendo progresivamente en la tabla de posiciones, en la que ya llegó al noveno puesto, como en los torneos recientes.
De la crónica del partido, publicada por Meridiano, aparte de la humillación que conlleva el enterarnos de que Pueblo Nuevo es profanado, que nuestro equipo cae de manera humillante y rotunda, es notoria la displicencia con la que se está afrontando este torneo.
Parece que los jugadores y cuerpo técnico, ante los buenos resultados iniciales, hubieran aflojado y se hubieran confiado, apoyándose en el nombre, en los antecedentes del club, y no en el esfuerzo que corresponde hacer, cuando todavía no habían ganado absolutamente más que algunos partidos y faltaba buena parte del torneo.
Es notoria, y no había que ver el partido, la falta de fortaleza defensiva, la dejadez de las líneas. Es un problema que surge desde el planteamiento táctico impuesto por el técnico, si es que alguno hay. Se sabe que la defensa comienza en la línea delantera, que la presión a la salida es necesaria, que el cuidado del tercio medio del campo para evitar la creación del equipo contrario es fundamental y que por supuesto la línea defensiva, independiente de los hombres que la conformen, tiene que estar bien armada. Nada de esto parece estar ocurriendo en el Deportivo Táchira, que ha empezado a perder puntos básicos, como los que se llevó el Deportivo Petare.
Hay alguna cosa en este equipo, de los grandes y «vacas sagradas» del fútbol venezolano, que parece que ya alcanzan la madurez, que se alejan de esas endemias aquejantes y lastrantes de equipos menos sólidos, pero que terminan cayendo, y de peor manera, en el marasmo, en el pantano, en el limbo, como aquellos que salen del infierno que sea, mental o físico, pero vuelven a caer, por arriesgados o por debilidad emocional pura.
Así es posible que pasemos todavía algunos años esperando la recuperación del prestigio y la consecución de algún título, pero lo que considero más importante, que se logre la solidez y la fortaleza, el volumen y el crecimiento, que impida estar siempre al borde del abismo o el andar por un barrial profundo y enlentecedor, que nos deje en medio de ninguna parte.
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Feliz año 2013
Derrotados y humillados en casa
La peor derrota que se puede sufrir acaba de ocurrir. En nuestro Pueblo Nuevo, en nuestro templo. Un 1 a 3 y con Hat Trick, de paso. Como para no verlo.
No verlo fue lo que hizo la mayoría de la afición. Un estadio desangelado, medio vacío, mostrando la inconformidad y la falta de compromiso, la ausencia de respaldo y el talante triunfalista de la supuesta «mejor afición» del país.
Si en mitad de tabla y en un clásico con el Caracas, más de la mitad de la gente se queda en casa, que nos espera si pasa lo de River. Si en un momento no deseado caemos a segunda. Es previsible, posible, que el equipo desaparezca por inanición. La afición lo alimenta y lo fortalece.
Pero la afición se demuestra más en las malas.
Contra los «rojos del Ávila»
Nos damos cuenta de que los «rojos» son del «Ávila», pero en la geografía oficialista el Ávila no existe. El cerro, o sea, la montaña, fue borrada y sustituida por otra que se llama Guaraira Repano.
Ahí sigue el equipo de la cota 905. Esa escuadra que se asoma a lo que debe ser realmente, un club. Es lo más aproximado a una institución que existe en Venezuela. Una trayectoria más estable y de éxito, sostenida en el tiempo, y firme en el entorno nacional.
Nos duele a los tachirenses, a los seguidores de nuestro Táchira, que el Caracas esté siempre peleando con fundamente y constancia los primeros lugares de la tabla, mientras los nuestros terminan limitando el campeonato a ver qué le podemos hacer a esos sifrinos, a esos arribistas «sin tradición».
La tradición se la han fabricado a pulso, mientras nuestro aurinegro club va dando traspies y no consolida una temporada como la de aquella época dorada de los 80 y 90.
Sólo nos queda el que han denominado «clásico moderno», nombre que quién sabe de donde habrá sacado algún iluminado. Se que existió y existe el derby contra Estudiantes, pero este con el Caracas es el propio del fútbol nacional. El que mueve multitudes y el que es capaz de hacer voltear la cabeza a la prensa nacional, tan a la espalda de nuestro fútbol.
Llega de nuevo el verdadero «clásico». El que hay que ganar aunque Táchira esté, otra vez, a mitad de tabla, mientras el Caracas peleaba la punta, siempre candidato. Arriba este derby en el momento en que ya está definido el torneo, así que será de aquellos partidos que vale la pena ver porque sólo se pelea por el honor y no por una posición en la clasificación.
Espero que nos dé mucha satisfacción y que volvamos al rumbo sólido e histórico.
La inhabilitación de Pueblo Nuevo
Todo el mes pasado, en muchos países se ha estado colaborando, de diversas maneras, en la lucha contra el cáncer de mama. El símbolo de esto es el lazo rosa, que se popularizó hace años como símbolo del apoyo a esta campaña.
Hemos asistido a gestos tan llamativos como el de la NFL (National Football League) en pleno, la liga de fútbol americano de Estados Unidos. Todos los equipos cambiaron sus uniformes e incluyeron en ellos detalles en rosa. Incluso cambiaron sus zapatos y medias, guantes, etc, por unos de color rosa. Por ejemplo, los Green Bay Packers, cuyos colores son verde y amarillo, durante algunos juegos jugaron con uniformes que cambiaban el amarillo por el rosado. Todo en apoyo a esta campaña de prevención del cáncer de mama.
Me pareció un gran gesto por lo notorio que es ver a tu equipo, o a un equipo profesional, en una liga de tanta penetración mediática, cambiar sus colores para patrocinar no una marca de refrescos o a un partido político, sino una campaña sin fines de lucro para el propio equipo.
Luego de ver la polémica generada en San Cristóbal con respecto a este mismo gesto, no puedo menos que avergonzarme de la falta de inteligencia y sensibilidad de algunos desadaptados que impidieron la realización de un partido de la Liga de Fútbol Profesional de Venezuela porque el Deportivo Táchira saldría a jugar con tonos rosas en su vestimenta. Hay que ser mezquino e ignorante, y habla claramente del atraso en educación que hay en Venezuela, de la falta de conocimiento e información, de la ausencia de valores éticos y morales y en fin, de la estupidez de algunos.
Los hechos llevaron a la suspensión de Pueblo Nuevo como escenario deportivo por el Consejo de Honor de la Federación. Se ha perjudicado a una cantidad de personas e instituciones y se ha provocado un daño importante a la condición de tachirenses y a la imagen nacional e internacional de San Cristóbal y el Táchira.
Son situaciones decepcionantes que corroboran la falta de formación, las múltiples carencias educativas y la ausencia de valores tales como la solidaridad, la colaboración y la tolerancia. ¿Es el Táchira un estado homófobo, intolerante, ignorante, insolidario? Sería mejor que no, pero esta situación no habla a favor…