Lo ilusos que éramos entonces

Transitar la Copa Libertadores en los años 70 y 80 era una verdadera hazaña para los clubes venezolanos. Instituciones que solo lo eran por el nombre, pero no por su solidez o su base.

Algunos de los clubes no tenían ni siquiera sede. Se formaban en peñas o por la ilusión de algún inmigrante español, italiano o portugués, o la de algunos venezolanos y colombianos que querían repetir en Venezuela el modelo de la Dimayor o de los países con tradición futbolística.

Al verlo desde la distancia temporal, larga y apaciguadora de calenturas de aficionado, era una verdadera proeza que los equipos venezolanos siquiera osaran desafiar a verdaderas maquinarias más o menos engranadas, con mayor o menor trayectoria y experiencia.

HISTORIA-PRIMER-TITULO-1979

Los aficionados también éramos ilusos, con mucha esperanza, deseando ver en nuestras canchas, en nuestros estadios, la magia que recibíamos a través de la televisión, cuando algún canal se dignaba transmitir algún partido.

Entonces veíamos cómo el Zamora de los agonizantes 70’s y nacientes 80’s se ponía el uniforme del Udinese, porque uno de sus directivos, italiano, había viajado a Udine y se trajo los uniformes con patrocinante y escudo incluidos. Así lo hacía también el Deportivo Italia, o el Deportivo Portugués, con los colores de las respectivas selecciones nacionales transalpina y lusitana.

Bebíamos de la fuente inspiradora del Portuguesa FC, que a fuerza de dólares logró dar la cara en la Libertadores y trajo a Jairzinho para su once, a pasearlo por Sudamérica y por los potreros que eran los campos de fútbol de Venezuela. Del mismo Italia, que clasificó a segunda ronda, que era semifinal también por el formato de la Libertadores de entonces, luego de derrotar al poderoso Fluminense.

pp10001

Tiempos cuando pocos tenían cuidado del cesped. Se jugaba entre matorrales en los que la pelota picaba para cualquier lado y era como un conejo saltando y huyendo de un cazador, zigzagueando y frenando de manera súbita, y se pintaban los peladeros para que en TV se viera todo unicolor.

Por no tener, Pueblo Nuevo no tenía pizarra. No era que no tenía pizarra electrónica. No tenía de ningún tipo hasta que algún voluntario caritativo montó una en la que se cambiaba el marcador como en los años 20, con paneles puestos a mano.

El marcador llegó apenas con la Copa América de 2007.

Así, cómo pretendíamos que los venezolanos lo hicieran mejor de lo que hacían en los torneos internacionales o en las eliminatorias mundialistas. Los equipos no eran profesionales y la organización tampoco. Así que clasificar o hacer un buen partido tenía que ver con que alguien había puesto un gran esfuerzo en organizar en su feudo la gran caimanera que era el fútbol profesional venezolano.

 

Libertadores 2015, debacle venezolana de nariz contra el muro de la realidad

Cuando todos, otra vez, pensábamos que esta sí sería la oportunidad de pasar de ronda y trascender en la Libertadores, nos dimos de nariz contra el muro de la realidad.
No parece haber forma, en las condiciones actuales, de garantizar una participación respetable en este torneo continental. 
La actuación de los clubes venezolanos no hace sino reafirmar la consideración de menor categoría que nos endilgan en el resto de subcontinente, y del mundo. 
A pesar de las grandes actuaciones, ya no tan sorpresivas, de la selección mayor vinotinto, nuestros equipos representativos, los campeones y subcampeones de los reñidos torneos locales no dan la talla.

De nada sirve que la afición en pleno apoye. Que Pueblo Nuevo se llene y grite al unísono, que haya barras y cánticos alentadores. La lluvia de goles sobre Táchira, Mineros y Zamora ha sido este año particularmente torrencial.
Parece que hubiéramos retrocedido años. Una especie de «Volver al futuro» de nuestro fútbol, pero de la segunda parte de esa mítica zaga, cuando un pequeño detalle modificó la línea del tiempo y todo el futuro-presente se torció para mal. 
La selección en el puesto 89 del ranquing FIFA, de manera estrepitosa, aparentemente sin haber perdido tanto mérito como esa clasificación injusta parece demostrar. Los equipos de más tradición en Venezuela, de más organización y mejor dotados, arrastrados por los suelos por equipos que ni siquiera son de primera línea en Sudamérica. 
No se ha jugado con Palmeiras, con Corintians, con River. Lo de Cerro fue simplemente una ilusión. Bueno, Zamora sí jugo con Boca y Mineros con Cruzeiro, pero eso no constituye excusa alguna. 
Los grupos realmente parecían superables. La falla probablemente esté en el trabajo, o en la idoneidad de los directores y cuerpo técnico para afrontar empresas más complejas que el devaluado campeonato local.

Viene la Libertadores otra vez

Viene la Libertadores y otra vez apoyamos a nuestro Deportivo Táchira en su nueva campaña internacional, esperando que por fin nuestra esperanza de verlo trascender y hacerse un nombre en el mundo del futbol se cumpla.
Empezamos con Cerro Porteño, un equipo de tradición, copero, histórico, de los que se nombran cuando hablamos de futbol sudamericano y mundial. La tradición futbolística de la ribera occidental del Atlántico no existe sin la presencia de varios grandes equipos.
Hablamos de Olimpia, Cerro, River, Independiente y Boca, Peñarol y Nacional Católica y Colo Colo, Nacional y América, Corintians, Vasco Da Gama y Flamengo. Son los verdaderos representativos del fútbol sudamericano, los que le ponen cara al resto del mundo, aunque algunos hayan tirado a menos y transitaran durante un tiempo en las oscuras aguas de la segunda división.
Es cierto que esa preponderancia de las «vacas sagradas» del cono sur los ha favorecido en tanto movilizadores comerciales y soporte de intereses extrafutbolísticos, incluso políticos.
Cuántas gestas frustradas, cuantos episodios abortados de clubes que aspiraban y aspiran a entrar en ese olimpo, grabar su nombre a fuego y ganar el respeto del resto, quedaron en el penúltimo escalón del podio, para no volver, o para quedar tan golpeados financiera y anímicamente que la recuperación costó años.
La Confederación es implacable. Le cuesta muchísimo permitir que alguno de los no elegidos haga cumbre en ese largo ascenso, y se mantenga.
A cuántos nos gustaría que nuestro club llegara a instancias tan importantes como la semifinal, tal como lo han hecho el Once Caldas, el Barcelona ecuatoriano, el Cobreloa o el Liga Deportiva de Quito, equipos que también llegaron a finales que alguno ganó.
Un sueño de muchos aficionados aurinegros: asistir a un encuentro de Final de Libertadores en Pueblo Nuevo con la participación de nuestro Deportivo Táchira, ataviado con una camiseta alegórica en la que figure un parche que diga Copa Libertadores Final.
Es un sueño, pero también una aspiración factible en esta época de evolución y desarrollo del fútbol venezolano.

Momento significativo de nuestro carrusel aurinegro

Uno de los momentos más significativos en la mediana historia de nuestro carrusel aurinegro tuvo lugar en el año de 1989. Sería el preludio de las grandes presentaciones de la era Farías, sin tanta resonancia sin embargo, pero de marcado augurio y bastante alegría para los aficionados tachirenses.
Ese año fue probablemente el de la consolidación del entonces Unión Atlético Táchira como el club de Venezuela. El equipo grande que perfilaba como potencia en el universo futbolístico nacional. Cuando se hablaba de fútbol en Venezuela, se hablaba del Táchira. No había más. Eso trascendió las fronteras e hizo eco en el ámbito sudamericano. En esa época se definió claramente el derby venezolano moderno, el que enfrentaba a Táchira con Caracas, a la provincia con la capital, a los dos equipos poderosos por abolengo y por poder económico.
También fue esa década la de los grandes triunfos, la de la inexpugnabilidad de Pueblo Nuevo, donde los más encopetados mordían el polvo de manera contundente. Táchira los hacía añicos sin ningún  tipo de piedad, acabando incluso literalmente con algunos construidos a realazos a la sombra del a FVF y del técnico seleccionador nacional, como el Nacional de Valencia. Las goleadas y los llenos del estadio se sucedían y hasta algún resumen fue mostrado en la televisión nacional como un evento extraordinario, gracias también a los oficios de Manolo Dávila como narrador de Venevisión. Deportivas Venevisión, un domingo en la mañana, se encargó de mostrar a toda Venezuela un estadio venezolano lleno a reventar, con ruido de petardos, la «ola humana» antes que en el beisbol (el supuesto deporte rey) y una goleada al Zamora por 5 a 2.
Nuestro Táchira se enfrentó en la Libertadores de ese año a los brasileños de Internacional de Porto Alegre y Bahía. El Internacional ya había pasado por San Cristóbal en la primera Copa Libertadores que jugó el Deportivo Táchira como campeón de Venezuela del año 1979. En 1980 acompañó al Vasco da Gama en el grupo que completó el Galicia.
Jugar contra un equipo de Brasil e intentar ganar. Era doctorarse en cuanto a futbol venezolano. La etapa a superar. Ganarle a los brasileños era y es demostrar que realmente se hace futbol y no una caimanera, que un club es serio y disciplinado, que se puede codear con las verdaderas potencias.
Ese año pasó: Una noche de 1989 el Táchira de Francovig, Méndez, Maldonado y Jaimes esperó al Internacional en Pueblo Nuevo y se plantó seriamente. Hiló fino, tocó y defendió con solvencia. Una gran parada de Francovig a un tiro libre a la base del palo derecho.
Pero la jugada de la noche la inició Laureano Jaimes quien interceptó un pase a la altura del mediocampo y avanzó hacia la portería norte. Entonces vino una pared con Carlitos Maldonado quien actuaba de media punta. La devolución fue perfecta para que Jaimes diera un derechazo con el empeine exterior desde el ángulo del área grande para cruzar al portero de Internacional al palo lejano. Un señor gol del cual tenemos, gracias al canal de Youtube de xpiojo el testimonio gráfico:

El Deportivo Táchira y sus inicios en la Libertadores

El Deportivo Táchira nos ha dado grandes satisfacciones a los aficionados, así como algunas decepciones. Sin embargo, siempre estamos firmes ahí, apoyando al carrusel aurinegro desde hace mucho tiempo, incluso cuando la camiseta a franjas amarillas y negras era de una marca desconocida, un uniforme austero y poco vistoso, de un material de lana sintética que parecía bastante caluroso y poco presentable.
En los años ochenta comenzó el andar por Sudamérica en la Copa Libertadores. Como Táchira se tituló en el 79, en 1980 participó en la Copa junto con el sub-campeón Deportivo Galicia. A esos partidos no asistí, aunque los viví por radio. Ni siquiera la televisión se dignó transmitir. Así era la cosa en Venezuela. Ni un guiño al fútbol venezolano pero eso sí, los equipos periodísticos deportivos de los canales se sabían al pelo las alineaciones, marcadores, vida y milagros de los combinados de las 3 principales ligas europeas, según ellos. Bueno, las dos importantes y la portuguesa. Gran Bretaña y Alemania tampoco recibían alguna atención y de la primera sólo se medio sabía que Oswaldo Ardiles jugaba en ella, poco más.
Fue durante la rivalidad con el Marítimo de Venezuela que Venevisión se atrevió a intentar transmitir algún partido. En una decisión estúpida ese partido, que era una final desde el Estadio Olímpico de Caracas no pudo ser visto por mandato de la Federación Venezolana de Fútbol y de la Liga de Futbol Profesional. Venezolana de Televisión hizo algún intento de transmitir, moviendo el partido a televisar para el sábado a las 4 o 5 pm. Era algo inédito en nuestro fútbol ,que siempre se jugó los domingos a las 4:30 pm excepto en Mérida donde siempre se jugaba a las 11 am por la pluviosidad vespertina intensa de la ciudad de los caballeros.
El tema de hoy no será ese, no obstante, sino lo de la Libertadores de 1980. En ese tiempo el sistema de torneo de la Libertadores establecía que de cada país clasificaban el Campeón y el Sub-campeón que formaban llave o grupo con el Campeón y segundo de otro país. De cada grupo clasificaba 1 club. Como en Sudamérica hay 10 países se formaban 5 grupos, el campeón de cada grupo y el campeón de la Libertadores del año anterior, que clasificaba directamente para el siguiente torneo, pero entraba directo a la ronda semifinal, formaban 2 grupos de 3 equipos de los que salían 2 para disputar la final a ida y vuelta. Con ese sistema el Deportivo Italia clasificó una vez en los 70 y el ULA Mérida clasificó en 1984. Esos partidos del ULA sí llegó a transmitirlos la televisión, pero incluso los de visita no salieron al aire.
Como puede verse el sistema anterior de la Copa era complicado y difícil. Era casi imposible ganar un grupo para un equipo de Venezuela. Económicamente era una carga de la que los equipos venezolanos, con poco fondo financiero, salían escaldados. Sin embargo hubo excepciones como la del Atlético San Cristóbal o el ULA. Había además un sistema de rotación por países, de tal manera que si Venezuela jugaba un año con Brasil, al siguiente le tocaría Colombia, luego Ecuador, Perú, Bolivia, etc, hasta volver a jugar con Brasil al cabo de 10 años.
Esa primera Libertadores de nuestro Táchira correspondió jugar contra el campeón y subcampeón de Brasil, el Internacional de Porto Alegre y el Vasco da Gama. Táchira no ganó ni un partido. No pudo ganarle ni al Galicia. No anotó un solo gol y recibió 9. El Internacional llegó a la final contra Nacional de Montevideo y perdió. Así comenzó la andadura de nuestro Táchira por América. Luego vendría la copa contra Colombia en 1982 (Tolima y Nacional de Medellín) y contra Ecuador (Nacional de Quito y Barcelona de Guayaquil) en 1983, en compañía del Atlético San Cristóbal. Hasta ese año el Táchira no ganó ninguno de los partidos que disputó en Libertadores

Hoy nueva jornada del Apertura

Me gustaría ver algún día a mi Táchira del alma jugando un Mundial de Clubes, contra el Barça, o el Milán, el América de México, etc. Que su categoría creciera y no sólo llegara a estar entre los mejores 100 del mundo, como pasaba hace 10 o 15 años, sino que avanzara y llegara al tope de los 10 mejores, ganando una Libertadores, o al menos llegando a una final.

Lo han hecho equipos como el Barcelona de Guayaquil, o el Once Caldas. Recuerdo que este último por ejemplo, jugó una primera fase poco brillante contra el Unión Atlético Maracaibo, al que le ganó por 2 errores tontos, triunfo que no mereció. Incluso el Maracaibo en esa Libertadores jugó grandes partidos contra Velez Sarsfield. Sin embargo, el Once Caldas, equipo de mitad de tabla en Colombia, llegó a la final y la ganó.
Táchira puede hacer lo mismo, si se invierte y se administra de manera coherente y positiva. Es un sueño, pero qué gran sueño. Sabemos que ahora está en las profundidades de la tabla del Apertura, pero qué aficionado aurinegro no ha soñado con esta posibilidad.
Les invito a visitar las páginas del sitio, donde encontrarán información sobre la clasificación del torneo, la jornada, la Liga Española y la equipación de nuestro Táchira.
También puedes dejar comentarios que con gusto responderé, en el interés de conversar sobre nuestro equipo, como si de una tertulia se tratara.

Radamel Falcao y su padre con el uniforme del Táchira

El padre de Radamel Falcao García, quien deslumbra con el Atlético de Madrid, jugó en los 80 – 90 en Venezuela. Fue defensa central de nuestro Táchira del alma y jugó aquella Libertadores contra Flamengo. Eso fue en el 91, y Táchira, que tenía el nombre de Unión Atlético Táchira por la fusión con el Atlético San Cristóbal, clasificó como tercero del grupo que completaban América de Cali, Nacional de Medellín y Marítimo de Venezuela. En este enlace podrán ver la foto de Radamel García, el padre de Radamel Falcao y Radamel Falcao, ambos vestidos con el uniforme del Deportivo Táchira en la grama de Pueblo Nuevo: monagas | SinUniforme.com