Derrotados y humillados en casa

La peor derrota que se puede sufrir acaba de ocurrir. En nuestro Pueblo Nuevo, en nuestro templo. Un 1 a 3 y con Hat Trick, de paso. Como para no verlo.
No verlo fue lo que hizo la mayoría de la afición. Un estadio desangelado, medio vacío, mostrando la inconformidad y la falta de compromiso, la ausencia de respaldo y el talante triunfalista de la supuesta «mejor afición» del país.
Si en mitad de tabla y en un clásico con el Caracas, más de la mitad de la gente se queda en casa, que nos espera si pasa lo de River. Si en un momento no deseado caemos a segunda. Es previsible, posible, que el equipo desaparezca por inanición. La afición lo alimenta y lo fortalece.
Pero la afición se demuestra más en las malas.

Contra los «rojos del Ávila»

Nos damos cuenta de que los «rojos» son del «Ávila», pero en la geografía oficialista el Ávila no existe. El cerro, o sea, la montaña, fue borrada y sustituida por otra que se llama Guaraira Repano.
Ahí sigue el equipo de la cota 905. Esa escuadra que se asoma a lo que debe ser realmente, un club. Es lo más aproximado a una institución que existe en Venezuela. Una trayectoria más estable y de éxito, sostenida en el tiempo, y firme en el entorno nacional.
Nos duele a los tachirenses, a los seguidores de nuestro Táchira, que el Caracas esté siempre peleando con fundamente y constancia los primeros lugares de la tabla, mientras los nuestros terminan limitando el campeonato a ver qué le podemos hacer a esos sifrinos, a esos arribistas «sin tradición».
La tradición se la han fabricado a pulso, mientras nuestro aurinegro club va dando traspies y no consolida una temporada como la de aquella época dorada de los 80 y 90.
Sólo nos queda el que han denominado «clásico moderno», nombre que quién sabe de donde habrá sacado algún iluminado. Se que existió y existe el derby contra Estudiantes, pero este con el Caracas es el propio del fútbol nacional. El que mueve multitudes y el que es capaz de hacer voltear la cabeza a la prensa nacional, tan a la espalda de nuestro fútbol.
Llega de nuevo el verdadero «clásico». El que hay que ganar aunque Táchira esté, otra vez, a mitad de tabla, mientras el Caracas peleaba la punta, siempre candidato. Arriba este derby en el momento en que ya está definido el torneo, así que será de aquellos partidos que vale la pena ver porque sólo se pelea por el honor y no por una posición en la clasificación.
Espero que nos dé mucha satisfacción y que volvamos al rumbo sólido e histórico.