Por fin campeones, ocho estrellas

Por fin campeones. Lo decimos con alivio, luego de una larga temporada 2014  2015 que se vislumbraba como una repetición de las anteriores en las que, como dicen las señoras, se empezaba con brío y se terminaba con escalofrío.
Afortunadamente estamos celebrando la octava estrella, ganada con merecimiento luego de un clausura para la historia, en el que nuestro Deportivo Táchira hizo una presentación perfecta de local con todos los partidos apuntados a la columna de victorias. 
Eso es respetar Pueblo Nuevo. Eso es darle otra vez la categoría de «Templo Sagrado». No se permite profanación.
Bueno, sí fue profanado por los visitantes en Libertadores pero esa es otra historia de la que ya hablamos.
Consolidación es lo que necesitamos para que este logro que premia al equipo más constante y en mejor forma de todo el torneo, pero también a la mejor afición, se proyecte hacia una figuración en Copa Libertadores, es decir, en el ámbito sudamericano, al menos respetable.
El equipo se veía sólido en el primer tiempo, se mantuvo fiel a su propuesta y fue claro dominador a lo largo de esos primeros 45 minutos.
Ese espíritu tiene que mantenerse a lo largo de los partidos, como filosofía de trabajo. Es lo que le dará fundamentos, respaldo y fuerza para trascender.
Táchira es el equipo con más seguidores en el país, y fuera de las fronteras de Venezuela. Eso hay que aprovecharlo. No es Boca, no es River, no es el Barça o el Madrid. Pero en el minúsculo mercado venezolano es una marca reconocida. Es una institución como pocas, por lo que merece el respaldo económico necesario para crecer y convertirse en potencia, así como en un club respetable fuera.
Daniel Farías, quien no es santo de la devoción de mucha gente, ha logrado consolidar un grupo homogéneo para afrontar el futuro inmediato y a mediano plazo.
Son campeones y eso es lo que importa ahora. 

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