Desastre, desastre la Libertadores que jugó el Táchira contra los chilenos de Universidad Católica y Colo Colo, los tradicionales del austral país, que es como decir América y Nacional de Colombia o River y Boca de Argentina.Los tachirenses seguidores del carrousel aurinegrono lo veíamos así. Chile no era para nosotros una potencia. Además ningún equipo de la vertiente del pacífico había ganado nunca la Libertadores y aún tardaría en hacerlo. Una real sorpresa fue el club que rompió ese «maleficio» pero ese es un tema para otro día.
Táchira venía de una presentación más que decente en la Libertadores del 87 y nuevamente campeón, junto con su rival clásico, el Sport Marítimo de Venezuela, disputó la Libertadores con los mejores augurios y las más grandes esperanzas de nosotros, sus aficionados, que no veíamos a los chilenos tan fuertes como los argentinos del año anterior, cuando sólo 2 puntos nos separaron de la historia futbolística nacional y aurinegra.
Este sí sería el año, luego de las paupérrimas presentaciones del 80, 82, 83 y del 85. Grandes campañas nacionales que no repercutieron en siquiera aceptables apariciones en la Libertadores. Alguna victoria, algún empate foráneo y ya está. Derrotas hasta en los enfrentamientos con el equipo nacional acompañante.
El calendario era fácil de entender. La Libertadores en fase de grupos comenzaba en las fechas acordadas, que no necesariamente eran las mismas en todos los países y grupos, con el partido entre el campeón y el subcampeón de cada país en casa del campeón, así que Táchira recibió al Marítimo en el clásico nacional, domingo en Pueblo Nuevo. Una semana después vinieron los chilenos, primero la Católica y luego Colo Colo, cada uno a enfrentar a Táchira y Marítimo en 3 días. Táchira fue entonces a Caracas y luego viajó a Chile, en un esquema que buscaba la economía saliendo en un solo viaje de los dos equipos rivales en su país. Así era el formato y así se cumplía durante la década de los 80. Eran tiempos de poco patrocinio y una concepción un poco marginal de la Libertadores.
Pero nada, otra vez derrotas ante los chilenos que nos doblegaron en nuestro «templo sagrado», con todo y a pesar del apoyo de la afición. Al menos con Marítimo se empataron los 2 partidos, tanto en San Cristóbal como en Caracas. Nuestro Táchira terminó último de su grupo, destinado a esperar la próxima Libertadores contra Brasil.
El triunfo sobre Independiente en la Libertadores del 87
Era una tarde de un mediodía de domingo pasado por agua en San Cristóbal, hace 27 años. Aquella tarde no pudimos ir al estadio porque no estábamos en San Cristóbal, pero nos considerábamos afortunados porque esta Libertadores sí habría televisión. Venevisión transmitiría la Copa y nuestro Táchira junto al Estudiantes de Mérida, enfrentaba a los argentinos de Independiente, el Rey de Copas, y Rosario Central.
Domingo por la tarde en Mérida, futbol a las 4 pm, con amigos para ver a nuestro aurinegro.
El fútbol venezolano en esa época convocaba menos gente los partidos entre semana, horario poco comercial. La gente en San Cristóbal estaba más acostumbrada a ir en domingo y la Libertadores se jugaba, al menos en Venezuela, en domingo. Los equipos visitantes, tomando en cuenta también el difícil acceso a San Cristóbal y Mérida lo preferían así, sobre todo por el tema de San Cristóbal, que a pesar de ser la ciudad más importante del occidente venezolano, tiene unas vías de comunicación tanto terrestres como aéreas muy deficientes. Esto pasaba hace 30 años y en lugar de mejorar con el tiempo, el asunto ha empeorado.
La participación del Táchira hasta esa Copa del año 87 había sido poco afortunada. Últimos lugares en cada grupo clasificatorio, incluso por debajo de sus compañeros de fórmula tanto siendo campeón como subcampeón.
Ese partido de domingo por la tarde y Libertadores fue contra Independiente de Avellaneda. En el post anterior comenté lo del famoso gol de Francovig, el polaco, de puerta a puerta sobrando a Islas, quien era portero de Argentina.
Veíamos el partido en el apartamento que tenían nuestros amigos Joao y José, ambos también de San Cristóbal, en el Paseo de La Feria. Era una urbanización estudiantil, aunque concebida para clase media. Muchos de los inquilinos de los edificios de la zona, de 5 y 6 plantas, eran estudiantes, la mayoría provenientes de San Cristóbal.
El partido comenzó puntual y Táchira tocaiba como nunca antes lo habíamos visto. Un uniforme vistoso, marca adidas, marcaba lo que para latitudes más desarrolladas futbolísticamente era un detalle nimio. Que un equipo venezolano llevara una marca reconocida mundialmente, cuando acostumbrabamos ver marcas nacionales o simplemente desconocidas. Incluso algunos equipos podían vestir equipaciones de clubes europeos, como hizo el Zamora, que una vez vistió el uniforme que había sido del Udinese (coincidencia de colores y un presidente aficionado del club de Udine).
Táchira se hizo dueño del terreno y pronto amenazó. El primer gol llegaría al minuto 16 por medio del gran Carlitos Maldonado, y 2 minutos después la proeza de Francovig. Los gritos desde el apartamento creo que se oirían en todo el paseo, porque nos encargamos de hacerlos sonar en el balcón del mismo. No podíamos creer que Táchira se pusiera 2-0 en 17 minutos, y con dos golazos como esos. El gol de Maldonado fue una muestra de su inteligencia y manejo de su zurda. Una vaselina desde fuera del área a pase de Febles. El otro contratado para la contienda era el gran Franco Rizzi, quien luego dijo que nunca se había sentido tan apoyado como en esa oportunidad que jugó con Táchira.
Independiente remontó y ahí nos asentamos un poco, porque claro, era un equipo argentino, una potencia futbolística que hacía presagiar que las cosas volverían al causa habitual. Al descanso se fueron 2-2.
A la vuelta Táchira seguía tocando y tocando, manteniendo la esperanza en los 20 mil aficionados que estaban en Pueblo Nuevo, cuya capacidad en esa época era de 25 mil, aunque algunos decían que cabían 35 mil. Sin embargo, animaban como si fueran 50 mil. Ahora el estadio remodelado para la Copa América del 2007 puede acomodar 45000 personas bien sentadas, con una tribuna principal muy cómoda.
Una combinación de Táchira a la entrada del área grande dejó a Febles solo frente a Islas a quien batió por bajo. De ahí en adelante solo mirábamos alternadamente la pantalla y el reloj. Nunca un partido se me hizo tan eterno como ese. Miraba la tele y el reloj, el reloj y la tele. El tiempo se había ralentizado, Independiente atacaba, Táchira se defendía, minuto 43, otro ataque, minuto 43:30. El descuento más largo que he vivido.
Salimos a la calle luego de abrazarnos y saltar por todo el apartamento. Dispusimos hacer una caravana por toda Mérida. Al final eramos 3 carros, pero tocábamos corneta y en cada esquina nos bajamos a gritar: «Tächira, Táchira», con todo lo amarillo que encontramos, incluyendo dos impermeables que ondeábamos como si fueran banderas aurinegras.
Mucha gente nos aplaudía desde los balcones, como si hubiéramos sido nosotros los triunfadores o Táchira hubiera ganado la Libertadores. Fue apoteósico.
Táchira jugó el siguiente partido contra Rosario Central el siguiente miércoles. Empató a 0, pero en dos ocasiones al menos estuvo a punto de marcar. Ahí perdimos la oportunidad de clasificar, porque en Rosario nos marcaron luego de una falta no sancionada sobre William Méndez. Sin embargo ha sido una de las mejores apariciones de Táchira en Libertadores.
A 27 años del golazo de Francovig
Hace casi 27 años nuestro Deportivo Táchira jugó la Libertadores del 87 contra equipos argentinos. Fue un año memorable por varias razones. Como expliqué en otro post, en esa época los grupos de Libertadores se conformaban en concordancia con enfrentamientos entre países, y clasifcaban a esa copa el campeón y subcampeón de cada torneo nacional, llamárase como se llamase. Así, había 2 representantes de cada país y el campeón de la edición anterior de la Libertadores, que se sumaba en la fase siguiente.
Un día lluvioso de julio recibimos en Pueblo Nuevo a Independiente de Avellaneda, uno de los equipos más exitosos en la Copa Libertadores. William Méndez, Laureano Jaimes, Carlos Maldonado o Daniel Francovig eran los referentes principales del equipo, a los que se unió Pedro Febles, gran atacante contratado para esa Libertadores. Pedro fue miembro de las selecciones nacionales de manera indiscutible.
En la década de los 80 la televisión venezolana no era muy amiga del futbol nacional – tampoco era enemiga -, pero es una forma de decir que no le hacían nada de caso. Prácticamente no existía a pesar de los tímidos intentos de acercamiento para transmitir sobre todo encuentros internacionales. Según entendíamos los pocos que seguíamos nuestro futbol que para resumir eramos los andinos, la televisión transmitía por la obligación de «levantar la señal» (eufemismo para «poner las cámaras en un estadio para que el partido pudiera verse allá donde realmente interesaba: el resto de Sudamérica»), llegando incluso a oportunidades en que el partido ni siquiera se vería en territorio nacional.
Afortunadamente ese año del 87 tanto Táchira como Marítimo habían despertado bastante interés y movían mucha gente, tanta como el beisbol, de tal modo que Venevisión contrató al narrador de radio de moda, Manolo Dávila y lo puso a transmitir esos partidos internacionales. Manolo por cierto hizo una fugaz presentación en Radio Caracas Televisión unos años antes, alguna vez que RCTV transmitió un partido de Argentina contra Polonia o algún otro en Buenos Aires. Ese partido fue en diferido, ¡cómo no!, como a las 11:30 de la noche.
El partido de ese «fangoso» terreno en Libertadores y contra independiente, fue aquel en el que el comentario menos afortunado y más recordado de Felo Jimenez, «animado» (modo irónico ON) comentarista de Venevisión fue «vamos a ver cuál de los dos equipos es más fanguero». Realmente el terreno estaba deteriorado por la lluvia, pero viendo el video que inserto, Táchira jugaba bastante bien y ese día combinaron como nunca.
Este es el partido del famoso gol de Francovig, «el polaco». Daniel sacó desde su área en un despeje largo que rebotó en una zona presumiblemente dura del terreno delante del área grande de Islas y sobró tanto al central de Independiente como al propio Islas.
Táchira ganó 3 – 2, con goles de Maldonado, Febles y Francovig. Aquí dejo el video, que tiene su calidad regular pero es el mejorcito que he encontrado en youtube.
En las zonas templadas
El Deportivo Táchira ha vuelto a caer a las zonas templadas de la tabla de posiciones a falta de 7 jornadas para terminar el Clausura de este año. En esta ocasión sin embargo, han jugado un papel preponderante eventos extra-futbolísticos, políticos y sociales, de los cuales el Táchira no podía escapar. En San Cristóbal estuvo el germen de la protesta ciudadana contra el régimen que malgobierna Venezuela y nuestro Deportivo fue fiel a su región.
Una falta a una promesa, a un compromiso de honor hizo que se perdiera un juego por forfait y otra derrota de visitante nos ha puesto a 10 puntos del líder. Afortunadamente uno de los 7 juegos que quedan es contra Trujillanos, que comanda la Tabla de Posiciones, así que en ese momento se podrá aminorar la ventaja que nos llevan.
Es lamentable llegar a estas etapas del torneo y tener tan poca oportunidad de triunfar. El poco peso del Deportivo Táchira en el futbol nacional es evidente y paradójicamente aplastante, tanto en lo deportivo como en lo político. Esto último no tendría importancia si se sacara provecho a una organización disciplinada y constante que permitiera un continuo flujo de cantera hacia las divisiones profesionales.
Aunque ahora exista un surgimiento de la atención al torneo en otros estados, en otras ciudades, San Cristóbal y el Estado Táchira siguen teniendo la ventaja que da el añejamiento en barricas del mejor roble, la influencia colombiana y las fuertes raíces en los fértiles suelos de la práctica constante y extendida del futbol.
Posiblemente el aislamiento al que están sometidos San Cristóbal y el resto del estado no permita el desarrollo del equipo profesional más allá de lo que tenemos. Es una manifestación más de los obstáculos al desarrollo de la región, puestos por el centralismo y la falta de políticas socioeconómicas correctas.
Como la educación, la ciencia o la cultura, el deporte también está aislado y con una bota encima que les impide desarrollarse y aflorar.
Creo que es la propia justificación de la protesta y la falta de resignación de los tachirenses, que han llegado a este estado de desesperación que es visible ahora internacionalmente.
Mi Táchira del alma
Luego de más de un mes de protestas en Venezuela, mismas que han afectado la vida pública de manera desigual en todo ese país, pero que por otra parte han dado por fin visibilidad pública a una situación anormal que vive toda esa república del norte de América del sur desde mucho tiempo antes, es evidente que hay regiones notablemente afectadas y activas y otras que han permanecido en pasividad o han sido menos contundentes.
Es un patrón similar a la apreciación colectiva que tiene cada región en la vida nacional y a la visión centralista venezolana tradicional, visión que no es sólo caraqueña como podría esperarse, sino que también es nacional, el clima de práctica guerra que vive el Táchira no es el mismo, ni se siente igual en el resto de Venezuela. Por supuesto esto ha jugado a favor del gobierno, en tanto el esfuerzo de una región persistentemente aislada política y económicamente no ha podido contagiarse al resto.
Es loable el empuje y la determinación de los tachirenses. Al contrario del pensamiento prevalente, los tachirenses no se sienten menos venezolanos. No se sienten colombianos. En oposición, sus planteamientos son francamente nacionalistas y patrióticos. Tal como afirma Humberto Márquez, es probable que el grado de preparación, educación y formación hacen que exista una sólida base política en la protesta tachirense. Pero también hay una notable conciencia de país, de hacer un buen país. Por eso no aceptamos que Venezuela, de la que formamos parte y a la que hemos servido lealmente, se desbarranque a velocidad exponencial en manos de ineptos y criminales.
También es posible que los años de aislamiento, de discriminación geográfica, demográfica y económica a que se ha sometido la región occidental andina de Venezuela de nuevo despierten el ansia por justicia y democracia, igualdad y cooperación, como ocurrió al final del siglo XIX, y que provocó en esos años la marcha hacia Caracas y la toma del poder en la capital del país. Está claro que recibir un tratamiento desigual por parte del gobierno central, sometiendo a la población del estado a procesos ignominiosos y vejatorios, provoque mayor ira, más animadversión, y más tenacidad en la reclamación.
Este blog habitualmente trata del Deportivo Táchira, y se llama «Mi Tächira del alma», porque así cantaba los goles Manolo Dávila por Radio Táchira, pero en este momento «Mi Táchira del Alma» es más que el sentimiento por un equipo de fútbol. Abarca el sentimiento por una región digna, trabajadora, luchadora, progresista, preparada y capaz de salir adelante, incluso sola si es necesario. Gente buena pero orgullosa, pueblo decente y educado, ciudadanos verdaderos y respetuosos.
No es momento para detractores ni divisiones. La alternativa a lo que se está haciendo ahora ha demostrado su inutilidad porque la lógica del régimen actual no responde al mismo proceso de decisión ni sigue los mismos caminos que la lógica democrática.
Ahora más que nunca es necesaria la suma de esfuerzos e intelectos, y la participación de todas las regiones del país, en un ejercicio de justicia, decencia y democracia verdadera.
La razón de los gochos
Porqué los gochos en El Nacional
El Forfeit ante El Vigía
EL Deportivo Táchira no viajó a El Vigía en la jornada más reciente del futbol nacional. A pesar de la situación política que afecta a Venezuela estos días, y en especial al Estado Táchira, la liga decidió mantener la jornada y jugarla, irrespetando la posición social del Deportivo Táchira, la dificultad para viajar y para movilizarse por la ciudad, lo que ha afectado entrenamientos y preparación.
Tächira dio forfeit. Lo dio con conocimiento y desde aquí espero que también haya primado la valentía para tomar una decisión perjudicial para sus intereses pero cónsona con principios morales y éticos. Mal hecho por parte de El Vigia FC, que luego de comprometerse a no jugar, termino presentándose. Karim Asafo sospecha de hubo «presiones» de parte de la FVF y la Liga. La presidente del equipo se reuniría este 25/2/14 con el resto de presidentes de equipos para discutir las circunstancias que están afectando particularmente al Táchira.
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El Deportivo Táchira y sus inicios en la Libertadores
El Deportivo Táchira nos ha dado grandes satisfacciones a los aficionados, así como algunas decepciones. Sin embargo, siempre estamos firmes ahí, apoyando al carrusel aurinegro desde hace mucho tiempo, incluso cuando la camiseta a franjas amarillas y negras era de una marca desconocida, un uniforme austero y poco vistoso, de un material de lana sintética que parecía bastante caluroso y poco presentable.
En los años ochenta comenzó el andar por Sudamérica en la Copa Libertadores. Como Táchira se tituló en el 79, en 1980 participó en la Copa junto con el sub-campeón Deportivo Galicia. A esos partidos no asistí, aunque los viví por radio. Ni siquiera la televisión se dignó transmitir. Así era la cosa en Venezuela. Ni un guiño al fútbol venezolano pero eso sí, los equipos periodísticos deportivos de los canales se sabían al pelo las alineaciones, marcadores, vida y milagros de los combinados de las 3 principales ligas europeas, según ellos. Bueno, las dos importantes y la portuguesa. Gran Bretaña y Alemania tampoco recibían alguna atención y de la primera sólo se medio sabía que Oswaldo Ardiles jugaba en ella, poco más.
Fue durante la rivalidad con el Marítimo de Venezuela que Venevisión se atrevió a intentar transmitir algún partido. En una decisión estúpida ese partido, que era una final desde el Estadio Olímpico de Caracas no pudo ser visto por mandato de la Federación Venezolana de Fútbol y de la Liga de Futbol Profesional. Venezolana de Televisión hizo algún intento de transmitir, moviendo el partido a televisar para el sábado a las 4 o 5 pm. Era algo inédito en nuestro fútbol ,que siempre se jugó los domingos a las 4:30 pm excepto en Mérida donde siempre se jugaba a las 11 am por la pluviosidad vespertina intensa de la ciudad de los caballeros.
El tema de hoy no será ese, no obstante, sino lo de la Libertadores de 1980. En ese tiempo el sistema de torneo de la Libertadores establecía que de cada país clasificaban el Campeón y el Sub-campeón que formaban llave o grupo con el Campeón y segundo de otro país. De cada grupo clasificaba 1 club. Como en Sudamérica hay 10 países se formaban 5 grupos, el campeón de cada grupo y el campeón de la Libertadores del año anterior, que clasificaba directamente para el siguiente torneo, pero entraba directo a la ronda semifinal, formaban 2 grupos de 3 equipos de los que salían 2 para disputar la final a ida y vuelta. Con ese sistema el Deportivo Italia clasificó una vez en los 70 y el ULA Mérida clasificó en 1984. Esos partidos del ULA sí llegó a transmitirlos la televisión, pero incluso los de visita no salieron al aire.
Como puede verse el sistema anterior de la Copa era complicado y difícil. Era casi imposible ganar un grupo para un equipo de Venezuela. Económicamente era una carga de la que los equipos venezolanos, con poco fondo financiero, salían escaldados. Sin embargo hubo excepciones como la del Atlético San Cristóbal o el ULA. Había además un sistema de rotación por países, de tal manera que si Venezuela jugaba un año con Brasil, al siguiente le tocaría Colombia, luego Ecuador, Perú, Bolivia, etc, hasta volver a jugar con Brasil al cabo de 10 años.
Esa primera Libertadores de nuestro Táchira correspondió jugar contra el campeón y subcampeón de Brasil, el Internacional de Porto Alegre y el Vasco da Gama. Táchira no ganó ni un partido. No pudo ganarle ni al Galicia. No anotó un solo gol y recibió 9. El Internacional llegó a la final contra Nacional de Montevideo y perdió. Así comenzó la andadura de nuestro Táchira por América. Luego vendría la copa contra Colombia en 1982 (Tolima y Nacional de Medellín) y contra Ecuador (Nacional de Quito y Barcelona de Guayaquil) en 1983, en compañía del Atlético San Cristóbal. Hasta ese año el Táchira no ganó ninguno de los partidos que disputó en Libertadores
Carlos Julio Acevedo
En los años 80 empecé a ir con asiduidad al fútbol en Pueblo Nuevo, el magno estadio del fútbol venezolano, el templo sagrado. Ahora es profanado con más frecuencia de la deseada, y tampoco es el más grande del país. En Maturín, no se sabe porqué, para la Copa América del 2007 se construyó el Monumental, con capacidad para más de 50 mil, que vaya uno a saber cuándo lo llenarán. Digo que no se sabe porqué, dado que si bien oriente tiene mucha afición al fútbol, Maturín no es la ciudad más poblada de esa región. Tiene casi 500 mil habitantes, y el Monagas SC, el equipo profesional de la ciudad ni siquiera está en primera división.
Como decía, comencé mi asistencia a Pueblo Nuevo de la mano de un gran amigo de mi casa, Fabio Ramírez (luego diputado a la Asamblea Legislativa del Estado Táchira) quien tenía incluso ciertas influencias como para pasar al área de vestuarios, o la zona bajo Tribuna Principal, lo que me permitió ver de cerca a los jugadores, así como a las personalidades y el maravilloso gramado del estadio, el mejor del país en ese momento. El único en el que se podía jugar de verdad en toda Venezuela. El hermano de Fabio, Gerardo «catire» Ramírez era el técnico de sonido y comunicaciones de Radio Táchira para el fútbol por lo que trabajaba de la mano con Manolo y Jairo.
Una vez fuimos a ver al Táchira contra el Deportivo Galicia, ese que formaba parte del trío de equipos de colonias que en los 80 completaban la Liga. Los otros dos equipos eran el Deportivo Portugués y el Deportivo Italia. Lo ví desde la tribuna principal original, mucho más pequeña que la de ahora, pero igualmente techada. En el centro de esta tribuna, que era la occidental del estadio, tal como es ahora, habían sillas sobre el concreto que servía de asiento al resto de los asistentes. Era el sector central que servía como palco, de acceso restringido para personalidades. El resto, aunque pagábamos más que en popular, nos sentábamos directamente en el cemento o en algún cojincito que se llevaba para la ocasión. Eso sí, no nos daba el sol y nos mojábamos mucho menos. Después ya empecé a ir a Popular y ahí era otra historia.
Táchira tenía un centrodelantero que era un tanque. Un tipo hábil y de gran fortaleza que yo suponía era uruguayo pero que en algún blog se ha mencionado como argentino. Yo sigo pensando que era uruguayo como lo afirman en este otro blog. Era Carlos Julio Acevedo, un hombre rápido y temido por las defensas del resto de los equipos. Tenía el fenotipo de esos futbolistas del sur de finales de los 70 y principios de los 80, con el pelo liso y largo, un tórax ancho, al que sólo le faltaba una bandana, o como dicen los argentinos, una vincha. Parecía más un jugador de rugby que de fútbol. Por ese mismo blog me enteré que después jugó en el Deportivo Independiente Medellín, de la primera división de Colombia, lo que para mí significa mucho porque indica que era un tipo de calidad que podía ir a un torneo de muchísimo mayor nivel que el nuestro. Eran los tiempos en que no había internet, y a pesar de la cercanía con Colombia la información llegaba escueta. Siempre creí que Acevedo se había ido al Cruz Azul mejicano, o así se había mencionado en la prensa o radio local. En la imagen que sigue aparece agachado de segundo de izquierda a derecha, justo al lado de otro gran jugador que vino al Táchira, Carlos «La fiera» Gutiérrez, quien estuvo en aquel Táchira que vistió de auriverde.
De ese partido contra el Galicia recuerdo claramente – hablamos de hace 30 años – el uniforme blanco de ese equipo con la banda celeste diagonal de hombro a cintura. Era un partido de las 4:30 pm, la hora oficial del fútbol en Venezuela en esa época. Nuestro Táchira jugaba con su uniforme aurinegro. Pero además quedó en mi retina un lance en el que a un centro desde la derecha Carlos Julio salta hacia adelante desde el punto penal y cabecea casi en palomita, pero intenta colocar tanto la pelota que terminó enviándola por fuera. Siempre he tenido la impresión de que quiso adornarse tanto en el cabezazo, porque el centro era tan perfecto que la dirigió demasiado ancha al segundo palo. Un frentazo de manual que no terminó en gol.
Ese partido terminó empatado, no recuerdo si 1 a 1 o 0 a 0. Un poco decepcionante porque esperábamos un triunfo seguro
Táchira mantuvo el invicto
La quinta jornada del Clausura nos dejó cerca del primer lugar, a sólo 2 puntos de los líderes luego del triunfo de Zamora (líder) ante el Atlético Venezuela como visitante, y empatados con Trujillanos, que le metió 4 al Estudiantes, el cual parece destinado a los últimos lugares de la clasificación. Los resultados han favorecido relativamente al Deportivo Táchira que, según las crónicas se vio en apuros para mantener el invicto.
Todos coinciden en que el equipo no se encontraba a sí mismo en la difícil cancha de Puerto Ayacucho, que parece se ha vuelto un fortín en ese remoto sur de Venezuela. Así lo reseñan Meridiano, Líder y Lavinotinto.com. Incluso se habla de susto y no creo que estén muy lejos de la verdad, porque el empate fue al final y gracias a un Wilker Angel que ha aparecido con esta ya dos veces como goleador y preservador del puntico del empate.
No hubo buena respuesta del equipo a los cambios introducidos como revulsivos por el técnico Daniel Farías pero nuestro Táchira sigue teniendo categoría de poderoso, respetado por el resto, entre los que están este recién llegado Tucanes, que por otra parte venía haciendo una campaña aceptable.
El técnico de Tucanes es Horacio Matuszyk, el «polaco» (por apellido y ascendientes), quien formó parte de aquel poderoso Minerven, el «Expreso Azul» que nominó Cristóbal Guerra. Ese Minerven que tan bien estuvo en los torneos nacionales y en la Libertadores, cuando todavía existía el Pepeganga Margarita y era el principal rival de Mineros entre los 80 y los 90.
La próxima jornada será la del despegue, cuando nuestro Táchira seguramente derrotará con contundencia al Atlético Venezuela y se encaminará a otro título.