Uno de los momentos más significativos en la mediana historia de nuestro carrusel aurinegro tuvo lugar en el año de 1989. Sería el preludio de las grandes presentaciones de la era Farías, sin tanta resonancia sin embargo, pero de marcado augurio y bastante alegría para los aficionados tachirenses.
Ese año fue probablemente el de la consolidación del entonces Unión Atlético Táchira como el club de Venezuela. El equipo grande que perfilaba como potencia en el universo futbolístico nacional. Cuando se hablaba de fútbol en Venezuela, se hablaba del Táchira. No había más. Eso trascendió las fronteras e hizo eco en el ámbito sudamericano. En esa época se definió claramente el derby venezolano moderno, el que enfrentaba a Táchira con Caracas, a la provincia con la capital, a los dos equipos poderosos por abolengo y por poder económico.
También fue esa década la de los grandes triunfos, la de la inexpugnabilidad de Pueblo Nuevo, donde los más encopetados mordían el polvo de manera contundente. Táchira los hacía añicos sin ningún tipo de piedad, acabando incluso literalmente con algunos construidos a realazos a la sombra del a FVF y del técnico seleccionador nacional, como el Nacional de Valencia. Las goleadas y los llenos del estadio se sucedían y hasta algún resumen fue mostrado en la televisión nacional como un evento extraordinario, gracias también a los oficios de Manolo Dávila como narrador de Venevisión. Deportivas Venevisión, un domingo en la mañana, se encargó de mostrar a toda Venezuela un estadio venezolano lleno a reventar, con ruido de petardos, la «ola humana» antes que en el beisbol (el supuesto deporte rey) y una goleada al Zamora por 5 a 2.
Nuestro Táchira se enfrentó en la Libertadores de ese año a los brasileños de Internacional de Porto Alegre y Bahía. El Internacional ya había pasado por San Cristóbal en la primera Copa Libertadores que jugó el Deportivo Táchira como campeón de Venezuela del año 1979. En 1980 acompañó al Vasco da Gama en el grupo que completó el Galicia.
Jugar contra un equipo de Brasil e intentar ganar. Era doctorarse en cuanto a futbol venezolano. La etapa a superar. Ganarle a los brasileños era y es demostrar que realmente se hace futbol y no una caimanera, que un club es serio y disciplinado, que se puede codear con las verdaderas potencias.
Ese año pasó: Una noche de 1989 el Táchira de Francovig, Méndez, Maldonado y Jaimes esperó al Internacional en Pueblo Nuevo y se plantó seriamente. Hiló fino, tocó y defendió con solvencia. Una gran parada de Francovig a un tiro libre a la base del palo derecho.
Pero la jugada de la noche la inició Laureano Jaimes quien interceptó un pase a la altura del mediocampo y avanzó hacia la portería norte. Entonces vino una pared con Carlitos Maldonado quien actuaba de media punta. La devolución fue perfecta para que Jaimes diera un derechazo con el empeine exterior desde el ángulo del área grande para cruzar al portero de Internacional al palo lejano. Un señor gol del cual tenemos, gracias al canal de Youtube de xpiojo el testimonio gráfico: