Más que fútbol, violencia en el fútbol

La violencia en el futbol.

La llamada reyerta ocurrida la mañana del domingo 30 de noviembre de 2014 ha vuelto a gritar al público desprevenido los sinsabores y las miserias del mundo que rodea al fútbol profesional.

Una vez conocida la noticia, a medida que los detalles de los prodromos iban emergiendo, se montaba el andamio sobre el que la gran y torcida estructura explicaba el resultado final. Las explicaciones sociológicas, psicológicas, criminológicas e históricas se suceden. El tema es objeto de debate y tertulias periodísticas, editoriales y reportajes, retomando la conocida motivación tribal en la que seguidores de equipos, como si fueran hordas tras estandartes pseudomilitares, quedaron para enfrentarse en defensa del honor de su respectiva casa.

Análisis más o menos profundos, a partir de argumentos incompletos y conocimientos relativos del comportamiento colectivo de los grupos que siguen a los clubes deportivos, especialmente profesionales, daban peso a la primitiva tendencia humana a actuar en defensa territorial, siguiendo los instintivos mecanismos de lucha o de miedo y huída.

Sin duda la responsabilidad de los clubes es fundamental en el mantenimiento, sustento y promoción de estos grupúsculos que tienden, por su propia conformación y motivación, a ser los más aguerridos, constantes, persistentes y fuertes en el apoyo al club tanto en su sede como en las visitas a sus rivales. Por eso la dirigencia de los clubes apoya también el desplazamiento, la equipación, el alojamiento y el sostén de este tipo de colectivos. En consecuencia los clubes no pueden renunciar a la gran proporción de esa responsabilidad en la ocurrencia de eventos violentos como los vistos el domingo mencionado, así como tampoco en los episodios de violencia física, psicológica, emocional y moral que suceden en sus respectivos estadios.

 

La aparición de una entrevista a un supuesto activista miembro de este tipo de «barra» violenta, los llamados ultras, aporta una faceta que es escasamente tenida en cuenta en el análisis de este fenómeno social. Queda claro en el video insertado el componente ideológico dentro de las motivaciones del enfrentamiento.

Los argumentos expuestos por el individuo participante en la reyerta implican que la civilización no ha hecho suficiente remodelación de los sentimientos y de las aspiraciones basadas en un ideario extremista, de tal modo que aún en países francamente civilizados sigue existiendo un importante factor tribal probablemente irreconciliable a pesar de los avances sociales y educativos.