Por alguna razón desconocida, o poco conocida, pero que al mismo tiempo puede ser imaginada, Richard Páez cada cierto tiempo, no determinado, decide sorprender al más especializado de los comentaristas futbolísticos, al más preparado de los conocedores, con alineaciones extrañas. El ejemplo que recuerdo con mayor presencia, fue el de un miércoles en la noche. Páez era técnico del Deportivo Táchira – aún se llamaba Unión Atlético Táchira – e iba galopando el campeonato, como dicen los narradores y comentaristas hípicos. Era tal la preponderancia, el dominio de la escuadra aurinegra que la mayoría de los partidos terminaban en goleadas. Entonces el señor doctor traumatólogo tuvo una «iluminación» y determinó, esa noche, menospreciar al rival, que era el Maracaibo FC – no el actual UAM. Esto fue hace 10 años o más. Entonces se le ocurrió al «dóctor», cuando todo el mundo fue al Polideportivo a ver una goleada, alinear jugadores de las inferiores, y dejar a los titulares sentados. Un partido que era goleada segura, como lo auguraba la andadura por ese torneo nacional, termino en eso, pero en contra, 0 a 3. Claro, la afición no se lo perdonó, y la crítica fue más que severa, tanto de los especialistas como de nosotros, los laicos.
Anoche volvió a hacer la misma. Esta vez entiendo que por alguna molestia o disgusto con los titulares, si no estamos mal informados, alineó un equipo alterno, totalmente improvisado. Que no vengan con el cuento de que «estaba probando»: ¿A escasos 6 días de la inauguración vas a probar?¿No era mejor consolidar ya a cada uno en su posición y dar un buen espectáculo, corrigiendo la táctica en vivo, en el terreno?