Independentismo en el deporte profesional

Rakitic, Suárez, Neymar, Pedro, Mascherano, Ter Stegen, Bravo, Vermaelen, Iniesta… Son titulares del FC Barcelona. Su presencia se basa con toda seguridad en la calidad y en las mejores prestaciones deseadas por la dirección deportiva del club, en concordancia con el objetivo claro de obtener los mejores resultados tanto en la Liga BBVA, en la Copa del Rey, como en las competencias europeas y mundiales.

Una selección nacional es la reunión de los mejores jugadores de un país, o al menos los que considera el seleccionador los más adecuados para su idea o su sistema. No hay opción para «adquirir» o incluir jugadores de otras nacionalidades. No esta en el espíritu de las competencias por países. Es una limitación aceptada y a la vez una virtud que preserva la pureza y la lealtad del deporte.

Los equipos profesionales de primera categoría, los llamados primeros equipos, son la expresión de lo mejor de los jugadores de un club, vengan de su esquema de crecimiento y formación, o a través de la adquisición desde otros clubes o «canteras».

Es revelador de la incoherencia de una postura común entre los 6 candidatos a la presidencia del FC Barcelona en el reciente proceso electoral, el anuncio expreso de que pondrían al club en el lado del nacionalismo independentista catalán. Sin embargo, atendiendo al éxito del club, mantienen la estructura tanto del club como del primer equipo en cuanto a su conformación mayoritaria con jugadores profesionales en capacidad y libertad de permanecer en el club o abandonarlo según sus intereses personales, económicos, culturales o sociales, sin distinguir entre su nacionalidad o nacionalismos.

La idea parece ser que un club profesional cuyo fin debería ser la participación en torneos y competencias para ganarlos, como entidad que reúne profesionales bajo contratos laborales según los mejores intereses para la empresa (el club), reciba consideración de selección nacional.

El número de catalanes en el equipo es minoritario, cosa lógica en tanto club profesional en un entorno que permite y estimula la contratación de profesionales con independencia de su nacionalidad, sobre todo en el entorno europeo que facilita la libre circulación y garantía laboral. Es además conveniente esa capacidad de contratación y esa libertad para hacerlo.

Si el Barça fuera institucionalmente coherente con esa posición de los candidatos de ser representante de Cataluña y perseguir la independencia de esta comunidad, no debería mantener en sus filas a ningún jugador que no fuera catalán. En ese sentido hay coherencia en la histórica tradición del Athletic de Bilbao.

Es imposible manifestarse nacionalista catalán, independentista, y por ejemplo mantener a un jugador como Messi en sus filas cuando éste lleva más años en Barcelona que en su natal Rosario, pero no habla una palabra de catalán, mantiene su acento y cultura argentinos, y prefirió antes a la selección albiceleste. El documental sobre Messi es demostrativo cuando uno de sus allegados lo afirma, incluso con orgullo -es libre de ello-: «Messi sale de Rosario en la mañana, entrena con el Barça y vuelve a Rosario cuando entra de nuevo a su casa». No muestra ni querencia, ni afección ni respeto por los supuestos valores catalanes, con plena libertad como debe ser en una sociedad libre y democrática. ¿Estaría preparado el Barça y los culés para que Messi abandonara el club? ¿Sería capaz el club de finiquitar su relación con Messi en función de esos valores independentistas? Si la respuesta a estas preguntas es diferente al Sí, hablaríamos de una actitud claramente falsa e hipócrita que debilitaría las bases de esa postura nacionalista y demostraría el oportunismo político de los candidatos y del presidente que salió de ese proceso electoral.

Esa postura de Messi, por demás respetable y libre, cuestiona incluso todo el proceso de inmersión lingüística, el empeño de las autoridades catalanas para dar preponderancia a lo catalán y toda la política de la autonomía, y declara abiertamente la falta de igualdad entre los ciudadanos que viven en Cataluña.

Si Messi, o Neymar o Rakitic o Pedro pueden mantener sus raíces abiertamente en contra de las obligaciones a la que se somete al resto de los ciudadanos, vengan de donde vengan, ¿de qué posición nacionalista puede presumir el FC Barcelona? Los candidatos y el presidente electo solo pueden presumir de oportunismo y electoralismo.

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