El orgullo patrio

El orgullo patrio es algo que con frecuencia se manifiesta a través de múltiples vías cuando sentimos el pecho henchido y pleno, en respuesta a cualquier evento positivo que involucre a algún compatriota. También ocurre cuando nuestro país figura en altas posiciones, o se ve estimado por terceros.
El asunto es que por lo general, ese orgullo patrio tiende a tener más significancia, más relevancia en países que no tienen mucho de qué enorgullecerse, o entre aquellas naciones con poca autoestima, en las cuales las cosas negativas tienen mucho peso, tanto en el ámbito social como político, económico o deportivo.
Quizás el hecho de que un compatriota surja y destaque en cualquier actividad por encima de lo habitual, y por encima de muchísima gente en el mundo es importante, pero es su esfuerzo y superación los que le han permitido lograr el triunfo, el éxito en lo que sea. Probablemente hay más factores relacionados con el éxito o el fracaso de alguien. Es probable, también, que la sociedad, la hermandad, el estado, tengan su porción de soporte a este evento. Sin embargo, es poco probable que esas condiciones que ocurren en una nación particular sean muy diferentes a las de otros países. Digo «sean muy diferentes». Pueden ser diferentes o podría haber una sola condición diferente, que por otra parte sería interesante identificar, pero en general el entorno cercano, local, micro, de un individuo es bastante característico y en ciertos estratos, bastante parecidos a los de otras sociedades.
En fin, no es necesario recordarnos a nosotros mismos, a modo de subestimación, que los demás no pudimos, pero ese que triunfó sí pudo y que los demás no seremos capaces porque «las condiciones no están dadas», o al contrario, porque es el hecho de ser nacional de cierto país o miembro de cierta sociedad es la condición que ha proporcionado el triunfo. Es como decir: «¡Uy, aquí también hay algún iluminado, algún ‘fuera de serie’, y también salen artistas o científicos, o chefs!», aunque no lo creas.