El efecto India

EL equipo de televisión de A3 media, que transmite a través de Antena 3 (España) la fórmula 1 parece haber despertado del sueño que ha significado para muchos la India. Un despertar con amargura y decepción. El efecto India ha cesado. Es lo que se desprende del reportaje que han hecho en la previa del Gran Premio de la India de 2013.
Ya no pesan tanto el exotismo, la espiritualidad, la hospitalidad o la curiosidad. Parece que el dinero no es suficiente y se muestran las fisuras organizativas, estructurales, y logísticas que seguramente siempre han existido.
La contaminación ambiental es visible, el tráfico es desastroso, la comida es indigerible, o al menos prohibida, hay que comerla con cautela, el circuito está en el medio de la nada y no hay alojamientos, las cabinas de transmisión de la televisión son casi celdas aisladas del exterior, la gente en la calle no está enterada de que existe el Gran Premio, la afición es infinitamente mayor por el cricket.
Los grandes contrastes sociodemográficos ahora son evidentes, como si antes no existieran. La gran inversión de dinero que significa montar el Gran Premio, como las grandes industrias de automóviles y hasta un programa espacial, contrastan con la visible pobreza, acentuada en una ciudad como Delhi. Pobreza que ha llamado a muchas ONG’s a ejercer su actividad en la India. Pobreza que parece más notoria que en otros países, enfatizando el hecho de que la India aspira a entrar en la élite de los países desarrollados, donde la ubican ya algunos iluminados, como a Brasil, o a Sudáfrica, es decir, los agrupados en las siglas BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), sin haber resuelto sus problemas básicos.
Aunque debería, no parece tener mucha importancia el nivel de vida de la población en general en términos de bienestar social. No puede este ser considerado sólo en términos numéricos, o como media estadística, sin detenerse a observar y promover la incorporación de la gente de un país a los beneficios socioeconómicos que ese país ostenta. Algunos lo llaman distribución de la riqueza. Otros, justicia social. Unos grados más arriba está el estado de bienestar.
No parece tan claro para la mayoría de las autoridades, analistas o cronistas contemporáneos, que no basta con el crecimiento económico o industrial para considerar a un país como desarrollado. La India es un ejemplo claro. Solo hay que ponerse en el lugar de un habitante medio de Nueva Dehli, o de Mumbai, de Pretoria o de Río, expuesto a enfermedades, condiciones de miseria o ausencia de reglas de juego sociales lógicas y justas.
El año 2014 no habrá Gran Premio en la India. Antena 3 TV se explayó en mostrar defectos estructurales, sociales, de diseño, tanto de las edificaciones del circuito como de la sociedad india. Es posible que la práctica resolución del campeonato, en detrimento de Fernando Alonso, su favorito, haya marcado o matizado el análisis y nos haga exclamar: ¡Ah! ¡¿Ahora es que os dais cuenta?!
Eso no les quita razón, de todas maneras.