De la colcha de retazos políticos a lo ecléctico: España

Ya apuntaba maneras. Saltó a la palestra de los mass media hace nada en términos políticos. Apenas ayer, podríamos decir. Un discurso bien construido, con argumentos, dicción impecable y cortesía comunicacional.

Habitual de tertulias televisivas, venía de utilizar la web 2.0 como medio de difusión de sus ideas. Esas ideas que suenan a trasnocho ideológico, utopías y «hombre-nuevismo». Esto último no lo ha mencionado, pero por ahí va el tema porque es parte indispensable del discurso del igualitarismo.

Rápidamente se apoderó – o «empoderó», en la jerga de la Business Administration, el coaching y la nueva gerencia -, proponiendo dulces perspectivas a la población, ávida de soluciones a los problemas político-sociales que ocupan los primeros lugares del ranking mediático.

A diferencia de lo afirmado en este post en este leído portal, supe de Podemos antes de conocer siquiera su nombre. Entre la hermandad de defensores universales del llamado proceso venezolano, que así se llama al supuesto proyecto de Hugo Chávez para liderar y cambiar a Venezuela, una colcha de retazos compuesta por recetas económicas cepalistas al abrigo de los proyectos de la Gran Venezuela de los años 70, empastadas con teorías marxistas, asesoría castrista y condimentos peronistas con toques militaristas, los pocos venezolanos que solíamos ver más allá del rojo de las camisetas y de los grafitis alegóricos, tenemos algunos personajes de la izquierda europea que cómodamente sentados en aulas universitarias, despachos de redacciones de periódicos,  y televisiones varias defienden fervientemente lo que ocurre en Venezuela como modelo de reivindicación popular democrática. Un modelo además exportable y replicable en otras sociedades. Esto último parte principal e imprescindible del propio proyecto a largo plazo.

Lobo disfrazado

Así tenemos entre otros pero con gran importancia a Ignacio Ramonet, Heinz Dieterich, István Mészáros, Norberto Ceresole y Juan Carlos Monedero. EL primero es editor de Le Monde Diplomatique, desde el que dio difusión en Francia a la «Pacífica Revolución venezolana», presentando el neosocialismo venezolano en Europa.

Pero a lo que nos toca hoy. Monedero era frecuentemente mencionado en Venezuela entre los años 2004 a 2009, llegando a tener una cercana relación con el líder revolucionario bolivariano, citado con frecuencia por Chávez en sus programas y apariciones públicas. Así que de él había oído yo en Venezuela y ahora me lo encuentro en la palestra política española como parte de la propuesta política rompedora que amenaza con desbancar al bipartidismo tradicional español.

Monedero

 

Si el desmantelamiento del bipartidismo fuera la única resulta de este movimiento, la cosa tendría un punto romántico que permitiría verlo incluso con cierta satisfacción colectiva, por la tendencia típica de apoyar al débil y permitir el acceso real de un grupo virgen, sin lastres, sin ataduras y sin vicios, al poder. El problema es la evidencia de que sus objetivos son otros. El discurso, aunque en parte muestra aquello, también pretende cambios que podrían sobrepasar el imperio legal y la convivencia ciudadana ¿Qué tiene eso de malo? Pues que las leyes son las que garantizan que todos los ciudadanos tengamos el mismo derecho y juguemos en la misma liga, sin privilegios, excepto los fueros propios que protegen a los órganos representativos.

En esas está el señor Monedero, quien forma parte de la élite que conforma el movimiento que ahora está de moda en España. Para el que crea que las cosas no se parecen ahora a lo que ha pasado en Venezuela, ahí tiene la participación activa del señor Monedero como asesor principal del movimiento «chavista» y como multiplicador de los supuestos logros de ese movimiento.

Monedero en Venezolana de Televisión
Monedero en Venezolana de Televisión

Sí, es verdad, España no es Venezuela, pero las sociedades se parecen cuando reaccionan de la misma manera a las tribulaciones económicas, políticas y sociales. También en Venezuela dijimos que si Chávez no servía o alteraba mucho las cosas, en 5 años saldría por elecciones. Entonces vino la Asamblea Constituyente, cuyo mecanismo de conformación y de propuesta no existían en la Constitución vigente para 1998, pero fue permitida por las élites jurídicas y políticas; vino la disolución del Congreso Nacional, el cambio de nombre del país, la designación de nuevos magistrados al Tribunal Supremo, aumentando su número para lograr mayoría para la corriente oficialista, la reelección presidencial inmediata ad infinitum, la prolongación del período presidencial, la creación de un nuevo tribunal electoral en forma de órgano colegiado con mayoría claramente oficialista, y la alteración de la política económica, la nacionalización de empresas, la expropiación de empresas agrícolas, pecuarias e industriales, y la supuesta cooperativización que terminó fracasando como sistema de producción.

La historia parece que se repetirá. Ahí tenemos al líder mesiánico, impoluto, inmaculado, joven, bien formado, con solvencia moral, y del otro lado el desgastado poder político privilegiado. En medio la sociedad sedienta de cambio, con un culpable identificado. Los medios que sirven de tribuna están en la mira para que en el futuro la mano estatal reguladora caiga sobre ellos luego de que se deslicen por el remolino del cambio hacia el vórtice del nuevo status quo.

Protestas
Venezuela

A pesar de la permanente queja, la subestimación del sistema legal, político y jurídico – institucional, el sistema actual funciona. Estamos acostumbrados al respeto a las reglas de convivencia, aunque se afirma de manera convincente y convencida de que estas no existen. Existen y funcionan. Su modificación y desprecio terminará tornando al sistema contra los propios ciudadanos, de manera directa o a través de la falta de garantías, la parcialidad o la asimetría en los servicios y en los derechos.