Es llamativa la posición de Jorge Rodríguez, presidente del Consejo Nacional Electoral (Venezuela), cuando manifiesta que los medios de comunicación tienen una credibilidad de apenas 24% según una encuesta reciente. Eso lo dice en un medio que debería ser del estado, pero cuya conducta no es precisamente similar a otros medios del estado de otros paises que tenemos la fortuna de conocer. Es de preguntarse: ¿Esa falta de credibilidad incluye al medio desde el cual está opinando? ¿Si es así, para qué una autoridad, un poder del estado, utiliza ese medio?

Se ha cuestionado la influencia de los medios de comunicación sobre la conducta de la población, e incluso se ha actuado para regular dicha «influencia», y «proteger» a las supuestas víctimas de la difusión de ideas «erróneas» o «perjudiciales», sobre todo en el campo de niños y adolescentes, considerados más vulnerables.

En muchos paises, tanto desarrollados como en vías de desarrollo, diversos gobiernos y organizaciones no gubernamentales intentaron e intentan controlar el mensaje controlando al mensajero.

Hasta hace relativamente poco, el número de canales de televisión y el tipo de programación era ferreamente controlado en Europa y algunos paises de america latina. En Colombia, por ejemplo, existían 2 canales hasta hace unos 10 o 15 años, cuyo espectro era arrendado o cedido a las llamadas «programadoras». Estas eran empresas privadas independientes que se encargaban de producir espacios diversos, incluyendo noticieros, telenovelas, espacios deportivos, pero con una calidad no siempre óptima, y sin ninguna estructura de empresa de medio audiovisual. Esto no produjo calidad, y es bien conocido que no es la TV colombiana de esos años un ejemplo, como no lo es la del resto de paises con similares sistemas. Al lado de programas de alta calidad, existían programas de pésima elaboración. En Colombia, al menos, modificaron su sistema hace años y ahora sus sistema de TV es más parecido al de los paises desarrollados.

La cuestión es, para centrar en Venezuela el cuestionamiento a las matrices de opinión, si la televisión principalmente tiene una influencia tan negativa y una credibilidad tan baja, ¿es esa una condición general que afecta a todos los medios audiovisuales, públicos y privados? Si es así ¿No están incluidos en esa calificación los medios del estado? Entonces ¿Lo que se dice en esos medios es creible? ¿Es conveniente utilizar esos medios sin credibilidad para difundir un mensaje? No sería preocupante, en consecuencia, la difusión en un medio audiovisual de un mensaje adverso, dado que tendría poca influencia sobre el pensamiento por la «falta de credibilidad».

Cuál es el interés en atacar a los medios si quedó demostrado que, a pesar de su larga y permanente oposición a «los más altos intereses» de «salvar» una sociedad, no lograron ni siquiera que la población decidiera en contra de esos «altos intereses». A menos que los resultados electorales sean falsos, o que la llamada «influencia negativa» no exista ¿no?